Pedro Sánchez ha definido a España como una nación de naciones. Algún colaborador suyo le debió llamar la atención, y aclaró que esas naciones son simplemente culturales.

La expresión "España es una nación de naciones" es rigurosamente falsa y contradictoria. En efecto, España es una nación política, pero al mismo tiempo es una nación cultural. Cataluña, el País Vasco y Galicia forman parte de la nación cultural española. El hecho de que en Cataluña, el País Vasco y Galicia muchas personas hablen, respectivamente, el catalán, el vasco o el gallego no es suficiente para afirmar que dichas comunidades son naciones culturales.

Siguiendo a M. García-Pelayo y a J. J. Solozábal, conocidos especialistas en esta materia, cabe imaginar que un Estado abarque varias comunidades culturales (Estado plurinacional) o que una comunidad cultural se halle dividida en varios Estados o naciones políticas, pero lo que no puede concebirse es que una nación política (España) abarque varias naciones culturales y sea al mismo tiempo una nación cultural. Alfonso Guerra, que fue presidente de la Comisión Constitucional del Congreso de los Diputados, ha afirmado recientemente que España, nación de naciones, es un extraño ser artificial.

La Constitución española de 1978 concibe a la nación española como una nación cultural (art. 1.1). La nación cultural puede ser definida objetivamente como una comunidad diferenciada por su lengua, su historia y su cultura.

Resumiendo, España, que es una nación política (Estado social y democrático de Derecho) y una única nación cultural, está integrada por nacionalidades (comunidades autónomas a las que se reconoce una especial identidad histórica y cultural) y regiones.