El que suscribe, hace un año por estas fechas, comenzó a tener problemas respiratorios. Realizadas las revisiones procedentes se me detectó un cáncer tras las fosas nasales. El mundo se te cae, piensas en cómo vas a continuar y más cuando te informan que no te pueden operar. Debes tomar una decisión pues te ofrecen un tratamiento agresivo de quimio y radio. La primera decisión que tomé fue la de morir en casa, rodeado de los míos, de mis cosas y lejos de una habitación hospitalaria en la que me alargarían los días de vida pero quizás no modificaría el final. Todo es tan contradictorio y volátil que, a cada hora, piensas una cosa distinta, pero siempre estás agarrado al mismo pensamiento, cáncer, quimio, radio, todo asusta y desespera. Por qué a mí, por qué ahora, preguntas y más preguntas sin respuesta.

Al final se impone la mujer y los hijos y fui ingresado en Povisa. Dispuesto a pasarlo muy mal, con mucho temor y sin grandes esperanzas. Cuando acepté ingresar, yo no lo sabía, me quedaban días de vida pero no semanas.

Después de cinco meses de quimio y radio, siguiendo un protocolo agresivo, me dicen que hemos conseguido vencer la maldita enfermedad. Y ahora todo cambia, todo es una sensación de agradecimiento a mi familia, a mis amigos preocupados y sobre todo a Susana, a Paula, a Iria, a Rosa, a Carmen, a la doctora Andrea, a todas las personas que me ayudaron en la sala de oncología del Hospital Povisa, por su cariño, por su trato y por su profesionalidad. Este bien que tenemos en nuestro país que es la Sanidad Pública puede estar orgullosa de vosotros que ejercéis vuestra profesión con vocación. Sirva esta carta para agradeceros lo que habéis hecho por mí. Por ello os estaré eternamente agradecido. Tampoco me puedo olvidar, ni me olvido, del equipo de doctor Iñigo, en la planta menos dos del Mexoeiro, del personal de los aceleradores y de las encargadas de las curas, que me ayudaron a soportar la radio, con un trato cariñoso y profesional. Cada vez que veo la máscara en mi estudio me acuerdo de vosotros.

Agradezco a todos vuestra dedicación que salvan vidas todos los días, como la mía, a pesar de los recortes. ¡Gracias!