Y lo mismo es menos medios. Y menos medios son más incendios. El abandono descarado de la prevención en aras de un hipotético ahorro, de la más elemental seguridad y protección de los ecosistemas, de la contratación de un exiguo personal de extinción, solo puede precipitar que el fuego cabalgue cual jinete del Apocalipsis sobre esta piel de toro ulcerada por las llamas y la desolación. Falta de prevención asumida por el ministro. Diezmados los presupuestos y estrangulada por la desidia y la ineptitud la gestión de los incendios, mientras disputan como buitres las prebendas, momios y contratos de medios aéreos, ganga de gandules que pululan por los despachos. Poco importa que los fallecidos sean turistas en Girona, profesionales del medio ambiente como Ernesto Aparicio y Emilio Abargues, en Alicante, Higinio de Espiño, en Ourense, o eventuales colaboradores como el piloto José Agustín, en Valencia, o el cabo 1º Alberto, en la Sierra de Gata, y tantos otros que moran en el recuerdo. Sueños que viven en el jardín de las lágrimas secas, donde la aflicción nunca colma la pena de sus seres queridos. Da igual que ardan espacios protegidos como Garajonay, Cabañeros, Doñana o el Alto Tajo que O Barco, Valencia, Girona, Palacios del Sil o que desalojen al 12% de la población de La Gomera. Llevarán la discusión a los medios de comunicación, que es donde de verdad tienen los medios, valga la redundancia y donde pondrán toda la carne en el asador. Encizañarán el debate y lo raquítico del dispositivo antiincendios, azuzando a los cargos políticos de esfínter gozoso que haya menester. Se agravarán, una vez más, las penas a los pirómanos si se prolonga la discusión e incluso aludirán a un terrorismo medioambiental, pero no se legislará tampoco ahora, acotándola, la exigencia de responsabilidades penales a políticos y altos cargos, por la negligencia en la dotación y la coordinación de unos medios mínimos imprescindibles en la lucha contra el fuego. ¿Quién responderá de los daños por el fuego a los bienes, a las personas, al turismo y a los miles de puestos de trabajo que se perderán? Sencillamente, don pueblo esquilmado. El Magrama, por imperativo legal, tiene encomendada la coordinación básica de la lucha contra incendios y el apoyo con medios de extinción a las CCAA que son las competentes en la materia, en sus respectivos territorios. Apoyo es protección, ayuda y auxilio, no descalificación.

Por todos aquellos que queremos, y de los que dependemos en la lucha contra los incendios forestales, es por lo que ya echamos de menos al agente medioambiental Ernesto y al brigadista Emilio, que dejaron su vida en los montes de La Torre de les Maçanes, en Alicante. Honrasteis una profesión necesitada de manos y ejemplos vitalizadores como los vuestros. Descansad en paz, compañeros. Cariño extensible a los familiares y a los quemados en el incendio de Alicante, así como en otros anteriores. Personas con las cicatrices de la piel curadas pero con heridas en un alma ya de cristal, de quiebro frágil y que encuentran bálsamo en las lágrimas derramadas por compañeros, como Ernesto y Emilio, cuando no regresan a sus casas. Olvidados de todos, ninguneados por la Administración pero con el cariño de los más cercanos.