Pablo VI fue el mejor papa de la historia
Alfonso Segovia Lago
Quiero agradecer a este prestigioso periódico FARO DE VIGO la oportunidad que me brinda para escribir un fragmento del gran papa que fue Pablo VI.
La elección de Pacelli como papa, era prevista por todos y abiertamente promovida por el fallecido Pío XI en sus últimos años. Esto era un buen augurio para Montini, cuya posición dentro del Vaticano fue confirmada por el nuevo secretario de Estado Luigi Maglione. Todas las mañanas, Montini se reunía con Pío XII, desarrollando una relación cercana y estrecha.
Montini trabajó en la secretaría de la Santa Sede, durante su estadía allí, Montini junto a Domenico Tardini fueron considerados como los más cercanos e influyentes colaboradores del papa Pío XII, quien le nombró arzobispo de Milán, la diócesis más grande de Italia, por lo que se convertía automáticamente en secretario de la Confederación Episcopal italiana. Juan XXIII lo elevó al cardenalato y también nombrado presidente de la confederación episcopal italiana, después de la muerte de Juan XXIII, Montini fue considerado uno de los más probables sucesores.
Cuando Juan XXIII falleció, Montini fue elegido para el papado cónclave siguiente y tomó el nombre de Pablo VI. Después de su elección como papa, Pablo VI se reunió primero con los sacerdotes de su nueva diócesis. Les dijo que en Milán había comenzado un diálogo con el mundo entero y les pidió que buscaran el contacto con todas las personas de todos los sectores sociales. Seis días después de su elección anunció que continuaría el Concilio Vaticano II y convocó para su reapertura para el 29 de septiembre de 1963. En su discurso radial de reapertura, Pablo VI recordó la singularidad de sus predecesores, la fuerza de Pío XI, la sabiduría e inteligencia de Pío XII y el amor de Juan XXIII. Como sus "metas pontificias" se encontraban la continuación y finalización del Concilio Vaticano II, la reforma al Derecho canónico y la búsqueda de la paz social y la justicia en el mundo. La unidad del cristianismo sería fundamental para las actividades que consiguió.
Pablo VI decidió continuar el Concilio Vaticano II (el derecho canónico establece que un concilio se suspende luego de la muerte de un papa) correspondiéndole abrir la segunda sesión, las siguientes sesiones y el inicio de la aplicación de sus decretos, cuando concluyó la cuarta y última sesión conciliar. Su pontificado, por tanto, estuvo marcado por la concreción del espíritu del concilio en la renovación y modernización de la Iglesia Católica y de sus enseñanzas. Frente a las interpretaciones en conflicto y las controversias, dirigió la puesta en práctica de sus objetivos de reforma, que incluía la mayor revisión a la liturgia de la Iglesia jamás hecha, y la primera revisión importante desde el concilio de Trento, que tuvo lugar 400 años antes del Concilio Vaticano II.
Montini fue también un hombre de letras, siendo su libro favorito, un clásico italiano: Los novios de Alessandro Manzoni, que para el era casi un evangelio del cristianismo.
Pablo VI tuvo el honor de presidir la apertura de la puerta santa en la basílica de San Pedro el 24 de diciembre de 1974 dando inicio al jubileo, el cual fue seguido aproximadamente por mil millones de personas en todo el mundo.
Pablo VI apreciaba mucho a los periodistas e intelectuales.
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