Mientras que los trabajadores de los grandes astilleros chinos y surcoreanos perciban salarios inferiores a los del naval en España, serán cada vez menos los barcos aquí construidos. Los compradores acuden a lugares en donde, por la misma calidad (en algunos casos incluso mayor) del producto, el coste les es inferior. Los analistas de mercado creen que, dado el ritmo de crecimiento económico de esos países, dentro de unos pocos años, los salarios en los mismos se habrán nivelado con los de aquí, pero para cuando eso suceda, nuestra industria local del naval, que además padece de mala gestión, se habrá reducido a mínimos. En cierto modo, esas manifestaciones-protesta viguesas constituyen, al mismo tiempo, una forma de solidarizarse con los trabajadores de esos otros países. Desde luego, me sorprende que entre las pancartas de la manifestación no hubiese una que dijese: ¡Que le suban el sueldo, cuanto antes, a chinos y surcoreanos!

La realidad es que los sindicatos se han quedado arcaicos. Mantienen la idea de que la única forma de que se les escuche es causando molestias a los demás ciudadanos: cortando el tráfico, amenazando a los que no estén de acuerdo con ellos, quemando contenedores, actuando con violencia, etc. Dicen defender los derechos de los trabajadores, pero... no a todos. Solo defienden a los que tienen empleo. Les falta visión de futuro. En tiempos de crisis económicas, más que protestar, debieran negociar y aceptar modificaciones en algunos de sus derechos actuales de forma tal que se favoreciese el incremento de la oferta de puestos de trabajo.

Las causas clave de la crisis actual son dos: 1) La ilógica creencia de que los valores inmobiliarios crecerían ad infinitum, llevó a los bancos a conceder hipotecas sin preocuparse de riesgos, lo cual generó un aumento desorbitado del empleo en la construcción y, en menor medida, en otras industrias. Esto, a su vez, aumentó los ingresos en las arcas estatales y la administración de turno, se limitó a gastar y endeudarse sin preocuparse de analizar la situación de cara al futuro. Lo que es peor, reconoció la realidad de la crisis demasiado tarde. Al reventar la burbuja, perdieron todos. Obligó a bancos y cajas de ahorro a asumir grandes pérdidas y restringir créditos, las administraciones públicas tuvieron que reducir gastos y las posibilidades de encontrar empleo, por parte de los trabajadores, quedaron enormemente mermadas. 2) La economía mundial actual se ha globalizado de tal forma que una gran cantidad de productos/servicios se pueden fabricar/crear en unos países y ser distribuidos/vendidos a precios competitivos en otros. En tal sentido, los países de economía emergente tienen grandes ventajas. Sus niveles de salario inferiores les permiten vender a precios más bajos. De hecho, en casos concretos como China y Corea del Sur, incluso van mas allá: innovaciones introducidas en sus procesos de fabricación les permiten fabricar con más calidad y a más bajo precio (uno de los ejemplos más espectaculares es la producción de paneles foto-voltaicos de alto rendimiento en China).

Todo ello combinado ha dado, y seguirá dando, como resultado la disminución de empleo en los países más desarrollados. Ello se debe a que por un lado, se venden menos productos nacionales, y por otro, las grandes empresas fabrican fuera. Entre las posibles soluciones a esta situación están: aumentar la productividad, promover la compra de productos nacionales y/o.... bajarse los sueldos hasta que pase la crisis. En consecuencia, las manifestaciones-protesta de los sindicatos actuales de nada sirven. La empeoran. Aparte de negociar con criterios menos emocionales y más racionales, lo que debieran hacer es promocionar/manifestarse para que la ciudadanía le dé preferencia a la compra de productos nacionales y se tomen medidas para evitar que las grandes empresas aquí establecidas, nos vendan productos que anteriormente fabricaban aquí y ahora lo hacen fuera. Y desde luego, son los empresarios los que mediante la innovación y/o una mejor gestión, deben tratar de mejorar la productividad y eficiencia de sus empresas y la calidad de sus productos.