El Estado de Bienestar no es prioritario

Alejandro Carrera López-Ourense

Al menos, no para Núñez Feijóo y su equipo de Gobierno, que parece empeñado en desmantelar por completo todo el sistema de servicios públicos ofrecidos a los ciudadanos. Bajo la falsa y demagoga bandera de la austeridad en tiempos de crisis, una de las primeras medidas de este ejemplar ahorro fue la anulación de la gratuidad de libros de texto para alumnos de primaria y secundaria de Galicia, puesta en marcha por el anterior ejecutivo bipartito y que suponía un gran desahogo para muchas familias.

No conformes con eso, la cruzada ultraliberal que parece querer imitar las políticas de la presidenta madrileña, Esperanza Aguirre, ha puesto en su punto de mira la sanidad pública. Hace solo unos días, el PP sacaba adelante en el Parlamento una iniciativa para crear un nuevo catálogo de fármacos que supone la financiación por parte del sistema gallego de salud, únicamente de aquellas medicinas más baratas, dejando abandonados a su suerte a miles de pacientes que a partir de ahora deberán sufragar de su bolsillo fármacos y tratamientos costosos que hasta ahora cubría la Seguridad Social.

Quede constancia de que esta crítica nace de un caso particular, que no es otro que la imposibilidad de realizar una radiografía, volante urgente mediante, debido a una avería en la máquina de rayos X que el Sergas tardará en reparar al menos varios días. Si todo va bien, la susodicha radiografía se realizará al menos una semana más tarde de lo aconsejado por el médico. ¿Debemos pagar para ser atendidos con rapidez y eficacia? Si es así, que me devuelvan el dinero de mis impuestos, por favor. Y los gallegos, a todo esto, seguimos esperando a que Feijóo cumpla su promesa electoral de garantizar por ley que las listas de espera se reduzcan a sesenta días (la pasada semana insinuó una nueva demora de esa ley).

Pasito a pasito se va haciendo el camino, y ley a ley, recorte a recorte, vamos descubriendo la verdadera cara de Núñez Feijóo, vamos asimilando que el fin último de su estrategia política es iniciar un proceso de privatización encubierta de servicios básicos. Ah, que conste, mientras en Galicia ocurre esto, el Estado aumenta la inversión en becas de estudio. Cuestión de prioridades, supongo.

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