Durante la Presidencia Italiana de la Comunidad Europea, Aznar, defendiendo la cuota de poder asignado en Niza para España, vetó el texto propuesto para la Constitución de la Unión Europea, mayoritariamente apoyado por las principales naciones miembros. Su obstinada exigencia, ya era políticamente imposible. Fue pues una gran torpeza histórica; ya que su veto retrasó la proclamación de la Constitución Europea, que en 2004 todavía pudo haber llegado a buen fin, al no haberse producido aún la grave impopularidad y descontento de franceses y holandeses contra sus respectivos gobiernos.

Al mismo tiempo, Aznar y sus consejeros perdieron la gran ocasión, al no proponer ceder en su exigencia, que ya era pura utopía, a cambio de que en el proyecto constitucional se articulara una carencia obligatoria de cincuenta años, para poder solicitar la admisión en la Comunidad Europea a los estados nacidos como una secesión de alguno de los estados miembros. Norma de fácil inclusión, porque ese aplazamiento también complacería a otros importantes estados miembros; sin que, por otra parte, incidiera contrariamente en ningún otro. Además, ese periodo de carencia es esencial, como garantía, para conocer la consolidación histórica y política del estado secesionista.

Después de más de veinticinco años, de una consentida propaganda fascistoide antiespañola del gobierno vasco del PNV, acompañada de un terrorismo "de liberación nacional", extendido como movimiento político marxista totalitario por toda la izquierda abertzale, hay que reconocer la existencia de firmes posibilidades para el sí en un futuro referéndum de independencia. Sólo se garantizaría un no, si los peneuvistas consideraran realistamente, que las uvas comunitarias europeas estarían muy verdes, para un País Vasco independiente; y que habrían de recorrer un largo desierto antes de que maduraran; sufriendo en la travesía el acoso de un movimiento marxista totalitario -Arzallus, según el documento obtenido en registro judicial de la reunión secreta con los etarras en 1991, les decía: "lo malo es vuestro marxismo leninismo"-. Revolución que sin duda es el objetivo final de ETA para un estado vasco independiente.

Y sobre el espíritu nacionalista de Cataluña intuimos que los catalanes elegirían mayoritariamente una Cataluña independiente, miembro de la Comunidad Europea. Pero si su ingreso en la CE no pudiera tramitarse hasta transcurridos cincuenta años tras su proclamación de independencia, el pragmatismo catalán evitaría toda aventura independentista, que acarrearía para Cataluña la pérdida del libre comercio en toda la CE, incluyendo España; así como la privación de las prerrogativas económicas, que actualmente goza como parte de un estado miembro de la CE.

En Roma el Gobierno español tuvo la gran ocasión de haber cogido por los cuernos al toro del separatismo español, con sólo cambiar su "brindis al sol" de lo imposible, por un aplazamiento institucional, para el ingreso en la CE de Estados secesionistas de

países miembros. Pero aún se está a tiempo en este segundo intento de Constitución Europea, liderado por la Presidente alemana.

Fernando Sáenz de Miera

o Pontevedra