Cuando, por un avance en televisión, me enteré del sentido que le habían dado a la película sobre Santa Teresa de Jesús, sentí que a una flor que cultivo desde los ocho años, edad en la que, por primera vez, leí su vida, la llenaban de basura. Pensé: estamos locos. Ahora al enterarme de que en Extremadura se ha editado, con dinero público, un folleto erótico y blasfemo sobre lo más sagrado que tenemos los católicos -Eucaristía, Jesús, la Virgen- no puedo describir bien lo que sentí pero era una mezcla de dolor, indignación y ganas de hacer algo.

Si sentí mucho lo de las caricaturas de Mahoma, porque considero que el sentimiento religioso de cualquier persona se debe respetar al máximo, ¿cómo no voy a sentir el poco respeto que, por todos lados, se está manifestando contra la fe y la religión católica, que muchos consideramos como lo más importante de la vida?

No podemos quedarnos quietos ante semejantes manifestaciones.

Estoy segura de que a muchos que profesan religiones diferentes de la católica, e incluso no creyentes, con recto sentido de la moralidad, les parecerán muy mal estas blasfemas manifestaciones.

Confío en que las autoridades civiles censuren a estos promotores; que las autoridades religiosas levanten la voz ante estos hechos y que todos los que tengan algún tipo de influencia: periodistas, abogados, educadores, asociaciones de padres etc., lleguen con su protesta a todos los lugares. A los que no podemos nada o casi nada nos toca rezar diciendo: Padre, perdónalos, aunque éstos sí que saben lo que hacen.

Isabel Javier Terrón - Porriño