A-52, salida del túnel de A Cañiza en sentido a Vigo, carril derecho, 4 de marzo de 2007 sobre las 20.00 horas. De repente un golpe tremendo en la rueda derecha, la dirección empieza a vibrar y se oye el característico ruido de un neumático desinflado.

Pongo intermitente, me aparto hacia el arcén y me uno a la caravana de cuatro o cinco coches que ya estaban allí con los cuatro intermitentes encendidos. Todos teníamos lo mismo, rueda derecha desinflada o alguna dirección tocada. Un conductor nos indica que ya ha dado aviso a la Guardia Civil.

Los demás acompañantes se bajan, niños incluidos y se sitúan alejados del arcén al otro lado del petril (quién sabe, alguien puede perder el control por la misma causa y embestirnos a los que allí estamos parados).

Cambio el neumático, comento el incidente con los demás conductores que allí están. Son casi las 21.00 horas. Los niños ya han contado otros dieciséis vehículos que han pasado con las ruedas dañadas. Muchos paran, otros siguen pero toda la bajada desde la salida del túnel de A Cañiza parece una verbena de intermitentes.

Ya van dos llamadas más hechas al 112, no por el atestado y la correspondiente reclamación, sino para establecer la debida señalización y que no se llegue lamentar algo más grave. La respuesta es que están en camino, y "esperan que no pase nada".

Finalmente intercambio mis datos con algunos conductores y decido marchar, no es sitio para que la gente, especialmente los críos, estén esperando a la intemperie a ocho grados. Arrancamos con la esperanza de que "allí no pase nada". La Guardia Civil o el Servicio de Conservación brillaron por su ausencia durante el tiempo que allí estuvimos.

José Andrés Carballo López - Vigo