Después de que el tolerante grupo los "Barballocas" expusiese en un espacio público pagado por todos, un guiñol para niños, en el que el malo habla en español y los buenos en gallego, no hacía falta tener ninguna intención torticera para darse cuenta de la intencionalidad política del asunto. Ni tampoco hace falta cumplir con la amenaza de una de las responsables e ir a ver la obra y "dar la cara" para juzgarla una obra intolerante, nada respetuosa con los que no piensan como ellos y de desprecio por "razones de idioma".

Resulta repugnante tener que recurrir a la infancia para forzar en Galicia una situación que no se da: que todos hablemos gallego. Porque, mal que les pese a algunos políticos, en Galicia, la mayoría de la gente habla español, y desde luego no creo que sea por las subvenciones que da la Xunta ni por motivos políticos, no así como el uso del gallego.

La obra ya se ha expuesto y el daño ya está hecho, pero me gustaría saber dónde estaría o qué cuantiosa multa tendría que pagar algún grupo de teatro o de títeres que expusiera una obra en la que el malo hablase gallego y los buenos en español: tolerancia (para ellos, claro).

Virgina R. Mateos - Vigo