Staff de Bustamante

Quisiera levantar la voz como ourensana, como hermana y como ser humano en relación a lo ocurrido en el concierto que Bustamante dio en las fiestas de Carballiño.

Lo que en principio prometía ser una noche memorable resultó serlo para siempre por la humillación, insultos y vergüenza ajenas que sufrí aquella noche. Por fin me ha decidido a hacer partícipe a todos ustedes de estos hechos con el único fin de que no vuelvan a repetirse jamás.

Mi hermana sufre parálisis cerebral y se desplaza en silla de ruedas, esa noche estaba feliz porque iba a ver a uno de sus ídolos, era una de tantas jovencitas ansiosas por verlo y corear sus canciones, ¿acaso no tiene el mismo derecho que ellas? ¿no es cierto que en cualquier espectáculo público debe existir un espacio reservado para usuarios de sillas de ruedas y ayudantes? Parecer ser que el personal técnico de producción de Bustamante decidió ignorar este aspecto.

Señores míos, desplazarme a través del tumulto fue un infierno, incluso hubo quien profirió desagradables comentarios como si quisiéramos conseguir un puesto privilegiado, el staff del cantante se despreocupó en todo momento de la situación y una vez más mi hermana sintió que no podía ser como los demás, que en pleno siglo XXI la era de la integración social todavía hay quienes miran a otro lado o quienes piensan que no todos tenemos los mismos derechos y oportunidades.

Ahora bien, considero que quizás habría que recordar a los responsables del evento la Ley de Igualdad de Oportunidades, No Discriminación y Accesibilidad Universal de 2003 y también señalarles algo que nada tiene que ver con la legislación vigente pero sí con la vida: la consideración con nuestros semejantes eleva al ser humano como tal; lo ocurrido en Carballiño degrada y arrastra a los responsables del evento a un grado de ineptitud y deshumanización muy poco deseable. Espero que mis palabras al menos les sirgan para replantearse su modo de proceder.

Patricia Deaño González o Vigo

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