"Atentados"

Está siendo noticia estos días en nuestra ciudad, la supresión de servicios por la Cia Iberia, contra cuya decisión se han manifestado los responsables de diversas entidades representativas de la urbe, así como algún concejal de la misma, siendo esta medida muy negativa para Vigo y toda su zona de influencia.

En FARO DE VIGO del lunes 3 del corriente -el mismo día en que el señor Presidente del Gobierno de la nación española recaló en Galicia para imbuirnos de la bondad de los presupuestos que Galicia va a recibir-, un comentarista político califica el recorte de vuelos de Iberia como un acto de castigo bien merecido por una ciudad cuyos habitantes son mayoritariamente afines a una clase política que no es la que ostenta en la actualidad el poder en Madrid.

Si el artículo no llevase el nombre de un pluma de la categoría de don Javier Sánchez de Dios, sería considerado, por quien esto suscribe, como un atentado a la inteligencia, pues se puede pensar que quienes asumen el poder en la actualidad también tienen un elevado número de votantes, por lo que el resultado de esta acción de castigo, estaría afectándoles también a ellos. No obstante, y conociendo por su larga trayectoria que los juicios que emite el señor Sánchez de Dios no son gratuitos, sino que están generalmente contrastados sobre sólidos fundamentos, está claro que los vigueses de cualquier tendencia política - es decir, todos-, tenemos que estar preparados para soportar todos los sucesivos atentados, y esta vez no a la inteligencia, sino al crecimiento integral que nuestra ciudad experimenta gracias a su propia dinámica y a la iniciativa de sus ciudadanos que contra todo intento de torpedeo a las mismas, y aun soportando en muchas etapas a una clase política que no ha sabido estar a la altura de la ciudad cuyos destinos debería dirigir, y cuyas actuaciones han hipotecado y coartado un desarrollo sin sobresaltos como los que la aquejan actualmente, aún así digo, los ciudadanos han sabido superarse, crecer, crear empleo y contra toda intriga, mantener su hegemonía sobre todo en el ámbito industrial.

El acto de castigo que se comenta atenta, además, contra el más elemental componente de la vida democrática. Todos los gobernantes de cualquier signo político repiten hasta la saciedad algo tan obvio como que van a gobernar el estamento al que han sido elevados por obra y gracia del pueblo votante, para todos los ciudadanos por igual. Los hechos parecen demostrar que ese "para todos" debe entenderse para todos los suyos y en algunos casos, ni siquiera para esos, ya que por desgracia - o por suerte, quien sabe-, les ha tocado vivir en zonas donde hay más "de los otros", lo que les condiciona a ellos.

Menos mal que por ahora seguimos figurando en el mapa y las infraestructuras necesarias para el desarrolló llegarán "No se sabe cuándo, pero llegarán", porque si no las construye quien debe hacerlo, lo hará Vigo.

Voluntad e iniciativa no faltan y el resto vendrá por añadidura. Otras ciudades no necesitan ni son capaces de recurrir a ese esfuerzo, porque no están acostumbrados a ello, ya que sus fontaneros conocen el arte de conducir a sus molinos el agua del Estado.

Los vigueses saben cavar sus pozos y hacer brotar el agua donde sea preciso. Seguiremos escuchando los cantos de sirena de cada consulta electoral y acudiremos, respetuosos de nuestros deberes cívicos a elegir a nuestros representantes, en la seguridad de que las obras e instalaciones que la ciudad precise serán prometidas pero no ejecutadas ya que otras latitudes necesitan de la inversión que debería ser equitativamente distribuida.

Manuel Iglesias Alonso - Vigo