Saltar al contenido principalSaltar al pie de página

Opinión | El correo americano

Trump 2028

No paran de repetirlo, de bromear con ello. Lo dejan caer. Que Trump seguirá siendo presidente en 2028. La vigesimosegunda enmienda lo prohíbe. Pero estos tiempos requieren medidas urgentes. Steve Bannon lo ha anunciado exhibiendo una cierta confianza ante The Economist: «Vamos a tener que hacernos a la idea. Él es un vehículo de la divina providencia». El proyecto tiene que continuar, por lo civil o por lo inconstitucional.

Lo dicen con un tono amenazante. Es el autoritarismo frívolo, ese que no osa decir su nombre. Hicieron más gorras rojas con el logo: «Trump 2028». Otro producto más del merchandising. Es decir, la promoción y explotación de un acto ilegal. Treinta años atrás un político quedaría completamente eliminado de cualquier competición electoral si se atreviera a sugerir tal cosa. Ahora no solo está permitido. Es algo cool. A unos les hace gracia y otros no se lo creen. Nos tomamos sus bromas sobre saltarse las reglas demasiado en serio, dicen. El senador republicano Lindsay Graham afirmó con una sonrisa que le gustaría que Trump se quedara para siempre. Trump forever.

Perpetuarse en el poder empieza a ser visto como una posibilidad, una opción más. ¿Por qué irse, si estamos tan a gusto? Si esto lo hubiera dicho Obama, se hablaría de dictadura, seguramente marxista (a pesar de haber sido extremadamente moderado en todo), y Fox News programaría especiales sobre el fin de la república. No sé por qué a uno se le permite tanto y a otro tan poco…. Es un misterio, si captan la ironía. El magnate no tiene por qué hacer muchos esfuerzos para demostrar que se lo ha ganado. No tiene por qué ser educado. No tiene por qué comportarse como un presidente. Para sus fans todo en él es americano real, puro, desacomplejado. Y eso es suficiente. Es el hombre rico que ellos serían. La clase alta sin clase. El empresario blue-collar. Esta última toda una contradicción que, por alguna razón, funciona, vende. Se lo compran.

Sabemos que la presidencia de Trump es transformadora. Será la Era Trump, como lo fue la Era Jackson, por el presidente Andrew Jackson. La diferencia es el elemento frívolo. Se dice, pero no se dice. Medio en broma, medio en serio. A ver si cuela. Todo se plantea como una provocación. A ver si no me voy. Hagamos rápidamente unas obras en la Casa Blanca. Vamos a personalizarla. Y los miembros del Partido Republicano se ríen. Lo aprueban. ¿Trump 2028? ¿Por qué no? Encontrarán las justificaciones necesarias: supervivencia, no perder el trabajo, miedo a ser purgados del movimiento. Y, mientras tanto, la democracia puede agonizar, morir en la oscuridad. Lo dicho. Imaginémonos a Obama haciendo gorritas promoviendo un tercer mandado. Uy, el establishment. Pensaban que esto era mejor. Lo del outsider. Seguro que algún día, si la reputación decae, negarán haber estado ahí, como ahora niegan Irak, otra catástrofe que en su momento no vieron. Y dirán, como ahora, que nos van a salvar de los pecados que ellos mismos cometieron.

Tracking Pixel Contents