Opinión

¡Por Manitú!

Felipe González y Javier Krahe tuvieron una agarrada en los ochenta por cuenta de la OTAN. El sevillano, por aquel entonces presidente del gobierno, había prometido una votación sobre la Alianza Atlántica como parte del programa electoral del PSOE para las elecciones de 1982 (primera victoria socialista). Porque lo de acabar integrando a España en el Tratado fue algo que se cocinó a finales del franquismo y tanto Suárez como Calvo-Sotelo lo emplataron y sirvieron frío. De ahí que aquellos jóvenes, tan barbudos como revoltosos (y pacifistas), vieran con malos ojos mantenerse en el «Club militar» y gastar barbaridades en armamento.

Sin embargo, González, el PSOE, cuatro años después olvidó aquel eslogan de «OTAN, de entrada, no», y en el referéndum (que finalmente hubo de convocar) apostó por un mucho más directo «OTAN, Sí» e hizo campaña a favor de la permanencia, al contrario de lo que había defendido hasta aquel momento. Y salió triunfante.

Esta jugarreta del gobierno de izquierdas sentó mal a buena parte de su electorado y aunque la victoria tampoco resultó holgada (57% - 43%), el «Sí» había ganado. Es en este contexto, cuando el cantautor madrileño escribe «Cuervo ingenuo» criticando la traición del «aparato» hacia las bases socialistas que defendían la salida de la OTAN.

Además de cargar las tintas contra el paro, la reconversión o el maltrato policial, que parecía se había atascado como un poso franquista en las «negras comisarías». La letra, muy en sintonía con su prosa mordaz y socarrona, sentó fatal en Moncloa. De hecho, durante un concierto televisado de Joaquín Sabina, en el que participaba Krahe como invitado, en el momento de su actuación TVE pasó a publicidad. La explicación oficial fue que, en precampaña del referéndum, esa composición era inadecuada.

Años después, Javier, cuestionado sobre la polémica y sus discrepancias con el líder, acabaría reconociendo que tanto si hubiera acertado al pedir la salida de la Alianza como si no, en lo que había atinado de pleno es que: «Felipe González era un embustero y que (…) hablaba con lengua de serpiente». Esto último en alusión al estribillo de su canción: «Hombre blanco habla con lengua de serpiente / Cuervo ingenuo no fumar la pipa de la paz con tú / ¡Por Manitú!».

Krahe falleció en 2015, la próxima semana se cumplirán diez años. Escuchando sus versos más gamberros y sabiendo de esa irreverente actitud, imagino que también hoy, ante la deriva de Pedro Sánchez frente al hundimiento de Santos —y Ábalos—, acabaría recitando algo así: «Tú decir que corrupción / ser el mal de la nación / Tú convencer mucha gente / tú ganar gran moción / Ahora tú tener buen problema/ ahora tú cambiar rápido de tema». Para el estribillo, parece oportuno repetir: «Hombre blanco habla…».

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents