Opinión

Récord de quiebras de empresas en Alemania

Es el precio de la «servidumbre voluntaria», que dijo Étienne de la Boétie, de la sumisión al ahora desagradecido «amigo americano»

Las quiebras de empresas se han multiplicado en Alemania hasta representar en el primer semestre de 2025 el récord de los diez últimos años.

Según datos de Creditreform, a finales del mes de junio, un total de de 11.900 habían declarado insolvencia, un 9,4 por ciento más que en igual período del año anterior. Y el incremento fue aún mayor –del 28,5 por ciento- en comparación con el primer trimestre de 2024.

Según Creditreform, el daño total a la economía producido por esas quiebras se calcula en 33.400 millones de euros frente a 29.700 millones en el período equivalente anterior. Como consecuencia de esas insolvencias, perdieron su empleo 141.000 trabajadores por cuenta ajena.

Las perspectivas para el año no son alentadoras, y se cree que continuará el estancamiento económico. La latente crisis energética afectará negativamente al sector exportador, motor de la economía alemana. Y no ayudará tampoco precisamente la actual situación de crisis internacional con las guerras de Ucrania y Oriente Medio, a lo que se suma la guerra arancelaria que ha lanzado Donald Trump.

Las empresas tienen que hacer frente no solo a la caída de la demanda y al incremento de los costes de producción sino también a la inseguridad ambiente.

Las reservas financieras disminuyen, no se prolongan los créditos y cada vez más empresas sufren dificultades, analiza el economista Patrick-Ludwig Hantzsch, de Creditreform.

Los sectores más afectados por las quiebras son los servicios, seguidos de la industria de transformación y el comercio. La industria ha de soportar el encarecimiento de la energía y las materias primas mientras que el comercio sufre el retraimiento de los consumidores y su recurso creciente a internet para sus compras.

Por otro lado, la aceptación por Alemania de la exigencia norteamericana de dedicar el 5 por ciento del PIB nacional al sector militar hará que haya menos dinero disponible para gastos sociales, sanidad y la educación con el consiguiente impacto adverso en la economía.

Muchos reprochan además al Gobierno de coalición con los socialdemócratas que preside el cristianodemócrata Friedrich Merz que haya roto su promesa electoral de reducir el impuesto energético también a los hogares y no sólo a las empresas.

Como critica el periodista económico Lucas Zeise, el Gobierno que encabeza el multimillonario ex directivo de BlackRock ha dejado perfectamente claro lo que entiende por impulsar el crecimiento: aumentar los márgenes de beneficio de las empresas.

Y ninguno de los partidos de la alianza gubernamental ni tampoco los Verdes reconocerán la parte que tiene el sabotaje de los gasoductos del Báltico y la renuncia al gas barato ruso como castigo por su invasión ilegal de Ucrania en la desaceleración de la locomotora europea.

Pero es el precio de la «servidumbre voluntaria», que dijo Étienne de la Boétie, de la sumisión al ahora desagradecido «amigo americano».

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