Opinión | NEWSLETTER DE ECONOMÍA
No hay nadie
La redactora jefa de FARO analiza la actualidad del sector de la empresa, las finanzas y el mar

Newsletter de economía por la redactora jefa Lara Graña / FDV
Hace poco más de un año nuestro director, Rogelio Garrido, decía en su boletín que hay llamadas que no preludian nada bueno. Se refería entonces al aviso –intempestivo, sin duda—que tuve que hacerle por un naufragio, el del Argos Georgia, con 27 personas a bordo a más de 200 millas de Malvinas. Este pasado domingo me tocó a mí recibir una de esas llamadas: no lo digo por lo de intempestiva, pero sí de esas que ya sabes que van a venir de la mano de algo muy malo.
Me la hizo Antonio, un marinero, desde alta mar: eran las 20:49 horas. Que desde hacía “horas” que no se sabía nada de un pesquero, el palangrero portugués Carmen, que estaba operando al norte de las Azores. Que sabía que andaba cerca un mercante, el Bushu Maru, y que con suerte los tripulantes podrían haber sido auxiliados. Quizás te suene, si por casualidad eres un asiduo del puerto pesquero de Vigo: el Carmen era un habitual del muelle de O Berbés.
Así que, casi a las nueve de la noche, teníamos sobre la mesa un posible naufragio y, para entonces, al menos una decena de desaparecidos. Mi compañero Edgar Melchor se puso con las llamadas a Salvamento Marítimo; yo, desde casa, con todas las que se me ocurrieron a armadores, marineros y administraciones públicas.
Y quiero contártelo porque debe saberse.
Edgar no pudo hablar con nadie de Salvamento hasta casi una hora después, para cuando ya me habían confirmado –otro marinero-- que el Carmen había sufrido una vía de agua masiva. Que había naufragado. La respuesta que obtuvimos te la resumo en pocas palabras, no literales pero tampoco adulteradas: que el servicio de atención a los medios termina los domingos a las 19:00 horas, que tenían el ordenador apagado, que llamáramos “mañana”.
Con un naufragio. Con once personas desaparecidas a más de 300 millas de la isla de São Miguel.
Todas, felizmente rescatadas, como había deseado Antonio, por el Bushu Maru. Y así lo contamos a la mayor celeridad que pudimos, cuando tuvimos doble confirmación, pensando en ellos y en sus familias. Como hacemos siempre.
Porque en Madrid, siento decirlo, para según qué asuntos nunca hay nadie.
Nos leemos en unas semanas.
Un abrazo.
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