Opinión
Francisco Hernández Vallejo, Antón Beiras Cal
Una facultad de medicina para Vigo

Una facultad de medicina para Vigo
La reclamación por parte del rector de la Universidad de A Coruña (UDC) de una facultad de medicina, es decir, que la UDC expida títulos de grado en medicina, ha creado un gran revuelo en la prensa.
En primer lugar porque en la provincia de A Coruña, a 60 km de la UDC está la universidad de Santiago (USC) que tiene la única facultad de medicina en Galicia.
En segundo lugar porque la UDC invoca la nulidad del pacto de 2015 para reclamar Medicina. El pacto de 2015, curiosamente, fue para desactivar la reclamación de dicha facultad por Vigo. Entonces se pactó que la UVigo, desistía de esa reclamación y a cambio, la U de Santiago dispondría de un campus en Vigo y de otro en A Coruña, donde se descentralizaría el grado clínico en sus hospitales públicos (las prácticas de 4º, 5º y 6º curso)
Lo cierto es que a estas alturas solo existe el grado clínico en Vigo y A Coruña correspondiente al 6º curso. El 5º curso está en proceso de descentralizarse y al 4º curso ni se le espera.
Con estos antecedentes y un poco de descaro, el rector de la UDC considera que el acuerdo 2015 ha sido incumplido y ya no le vincula. A esa petición se ha sumado el rector de la UVigo
Cuando se trata de incorporar a una universidad una facultad del rango e importancia de medicina, la primera cuestión a valorar es la necesidad, por encima de criterios de corte local o autonómico.
Hay varios índices que pueden orientarnos para establecer esos criterios de necesidad. La población de influencia, la proximidad a otra facultad (en este caso Santiago de Compostela), el grado de saturación de esa facultad gallega para responder con solvencia a la imperiosa necesidad de formar nuevos facultativos médicos y, como es lógico satisfacer las lógicas aspiraciones de los estudiantes de una provincia como Pontevedra y la ciudad más populosa de Galicia, pues Vigo junto a su área metropolitana cobija a más de medio millón de personas, añadiendo a esa área de influencia el Norte de Portugal.
La segunda cuestión es la capacidad docente, la capacidad hospitalaria y la financiación necesaria para implementar esa facultad.
Comunidades como Castilla La Mancha, tiene a día de hoy dos facultades de medicina en Ciudad Real y Albacete y un grado en Toledo que pasará en breve a completarse con el primer ciclo. El presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, anuncia que va a abrir Medicina en León y Burgos el año que viene. En la Comunitat Valenciana la intención de la universidad de Alicante (UA) de instaurar el grado ha abierto una guerra con la Miguel Hernández de Elche, ambas públicas. La Universidad de Huelva inauguró estos estudios el pasado curso por el agravio que le suponía, adujo, ser “la única provincia andaluza que no lo tenía”. En resumidas cuentas, En 2008 había 28 centros, en 2019 eran 42 y para el curso que viene serán 56, según las previsiones.
Luego resulta imperativo distinguir el interés general, la calidad docente, y el interés estudiantil vinculado a la territorialidad, de lo que no es más que una vis expansiva de la política y las administraciones públicas, que todo lo quieren para si.
Este es el escenario en el que se debe analizar la petición de Vigo y A Coruña. El sur de Galicia, con 1.250.000 habitantes no tiene facultad de medicina cuando Andalucía ya tiene 7.
Añadiremos, que esa reivindicación de Facultad para Vigo, viene ya de muy largo y, se vio frustrada por la inmediata petición de lo mismo de A Coruña, cuando dos facultades en la misma provincia no se sostienen ni lógica ni económicamente, y también por la ancestral endogamia familiar de Santiago, resistente a ceder un monopolio ya sin sentido.
Si añadimos a esto la tendencia de los políticos de Vigo a no perseverar y dejarse ir, a perder tren tras tren, a matarse en las instituciones en vez de ir de la mano en los grandes asuntos (en A Coruña van a bloque) y, a no poner sobre la mesa un peso político proporcional a la importancia de Vigo en el PIB de Galicia, veremos, que el resultado de perder AVE directo, sede de Abanca, Puerto Nodal y recientemente la sede del Mundial del 2030, es la consecuencia de factores que son imposibles de negar y/o desconocer.
A esa “necesidad” expuesta en los primeros párrafos del artículo, tendremos que añadir los medios y financiación necesarios para hacerla posible y la existencia de una estructura digna en el Campus Universitario, y una red hospitalaria capaz de atender con suficiencia el Segundo Ciclo Clínico en los tres últimos cursos de carrera. Vigo cumple con creces y solvencia todos estos requisitos.
Contra la candidatura de Vigo, a nivel hospitalario y en posiciones claves para impedir esa titulación, están personas colocadas por Santiago, para bloquear todo aquello que pueda competir con su universidad.
El rector de la Universidad de Vigo, en un reciente artículo, apuesta por el consenso, o si se quiere, por “templar gaitas”.
Mientras A Coruña lanza un órdago de un crónico localismo supremacista, que tan buen rédito le da.
Recordemos las antiguas Cajas de Ahorro. Caixa Galicia quebrada, Caixa Vigo viable, la Xunta vetando la fusión de Vigo con cualquiera que no fuera Caixa Galicia. Resultado final: Abanca a A Coruña que es donde se corta el bacalao y su presidente, hoy preside el Deportivo. Para comer cerillas.
Nada que tenga fundamento, recursos e infraestructura humana y técnica, debe someterse al entreguismo y el pacto. Este tiempo debiera ya estar amortizado. La bandera de esa reivindicación clave para toda Galicia, debieran llevarla al unísono el Concello de Vigo de forma unánime, la Universidad, el tejido social y empresarial, la Diputación de Pontevedra, los centros sanitarios, la Cámara de Comercio y el Círculo de Empresarios. Y sin medallas: es algo que excede del rédito electoral. El Alcalde de Vigo, Catedrático de Economía de la UVigo, sabe de sobra cómo se implanta la creación de esa facultad, y a esa batalla no puede ir solo si queremos tener éxito.
Queda para el final la indolencia y falta de coraje de los distintos conselleiros responsables de dar un paso adelante y romper de una vez una lanza por Vigo. Conselleiros y actores políticos muy vinculados a la ciudad, que se la vienen atando con papel de fumar cuando de Vigo se trata y no salen como flechas a defender desde el raciocinio la necesidad y la lógica.
Tampoco van a la zaga en eso de mirar hacia otro lado el PSOE de Santiago y A Coruña así como el BNG cuya presidenta no ha dicho ni mu.
Vigo, no puede ni debe caer de nuevo en la dejadez y el olvido. Debe dar la batalla hasta el final por un derecho, por peso, por población y por haber sido el primero en pedir aquello que hoy es una necesidad perentoria; formar nuevos médicos en una facultad que procurase avances en medicina e investigación.
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