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Mendes siempre gana

El análisis semanal del presente, pasado y futuro del deporte con Juan Carlos Álvarez

Newsletter de actualidad deportivo por Juan Carlos Álvarez

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Hoy confieso que no es un día sencillo. Muchos lunes he pasado por aquí para fantasear con alegría sobre Fer López. Aquello de su inminente reinado y del comienzo de un tiempo dichoso bajo su gobierno. Pues resulta que no sucederá en el Celta. El sábado la incansable maquinaria del dinero dio orden a su portavoz de cabecera de que era el momento de reventarle el fin de semana a ese celtismo que imprimía camisetas con el nombre de Fer López a una velocidad que solo antes se había visto con Iago. Las reglas que rigen en este mercado de voracidad infinita se lo llevarán de manera inminente a Inglaterra, antes de que terminen de salirle los dientes en el fútbol profesional. Cuatro tardes hemos pasado con él. Un encendido enamoramiento, un noviazgo fugaz, una ruptura tan inesperada como traumática y ahora un despecho exagerado que mucha gente verbaliza en las redes sociales de modo tan desmedido como injusto. Otra vez la necesidad de buscar culpables, de señalar, de encontrar el malvado que toda película necesita. Un ejercicio absurdo, un linchamiento innecesario tan habitual en este irracional mundo del fútbol.

Duele. Por lo que nos quita, por la rapidez con la que Fer López ha aparcado sus sueños infantiles para saciar otros deseos, pero también por esa sensación de que el Celta no se ha protegido como debiera y ha dejado a su mayor talento, a la piedra angular sobre la que pensaba edificar su futuro, a una tarifa demasiado atractiva para quienes tienen el dinero por castigo. Si realmente lo quieren, que lo paguen a precio de ese oro que todos creíamos que valía. Fer López era una tentación irresistible, como una comisión a la puerta de un bar donde toman café Ábalos y Cerdán. Había demasiada gente revoloteando alrededor como el propio Marco Garcés se preocupó por recordar hace pocos días. Y Jorge Mendes hizo el resto. Negoció consigo mismo en su doble tarea de agente del futbolista y socio del dueño del Wolverhampton para llegar a un acuerdo redondo para él: saca a Fer por un precio razonable y mucho más pensando en una venta futura, mejora las condiciones de su cliente y lo coloca en una plaza donde un entrenador de su cuerda le dará el indispensable vuelo para revalorizarlo. Así la rueda del dinero seguirá girando y llenando unos bolsillos donde cuesta trabajo creer que aún haya sitio para más dinero. El Celta, si lo veía venir, estuvo torpe y lento, más preocupado por proteger a quienes no necesitaban escudo alguno. Y si no lo vio venir tiene que despertar con urgencia y enterarse del mundo en el que se mueve y de los compañeros de viaje que se ha agenciado en esta película repleta de asaltadores de caminos.

Sabíamos que esto más tarde o más temprano acabaría por suceder, que nadie se va con Jorge Mendes pensando en que va a hacer toda su carrera en el equipo donde creció. Pero no imaginábamos que nos iban a cancelar la serie después del maravilloso primer capítulo, con semejante sensación de orfandad. El palo es duro porque rompe el ambiente idílico de los últimos meses y porque deja la impresión de que el celtismo no puede disfrutar de sus mejores canteranos que vuelan antes de poder disfrutarlos un tiempo prudencial. Sucedió con Veiga, ahora con Fer López… con Mendes añadiendo futbolistas del Celta a su cartera cabe pensar que volveremos a recorrer este doloroso camino. En la mano del club está cambiar la situación… si es que realmente quiere.

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Me apunto

El viaje infinito de José Riveiro

Déjenme que les traiga alguna otra historia aunque Fer López esté en todos nuestros pensamientos. José Riveiro es un vecino de Teis que tiene una historia curiosa detrás. Técnico que comenzó entre modestos y que se buscó la vida sin importarle dónde. Pasó por Finlandia, por Sudáfrica y ahora el destino y su buen trabajo le han sentado en el banquillo del mejor equipo de África. El domingo se estrenó en el Mundial de Clubes enfrentándose al Ínter de Miami de Messi y su corte. Los medios nacionales se preguntaban extrañados de dónde había salido ese señor que dirigía al campeón egipcio. Pues de la calle Sanjurjo Badía nada menos.

El desastre de Le Mans

Y nos vamos con la historia irrepetible de la semana que está dedicada en esta ocasión a la edición de las 24 Horas de Le Mans de hace setenta años cuando se produjo el accidente más grave de la historia del automovilismo. Un cúmulo de fatalidades que obligó a cambiar la seguridad de coches y circuitos.

Hora de marcharse. Lo hago con un recordatorio (innecesario) en el comienzo de una semana en la que hablaremos tanto de la lealtad en el mundo del fútbol. ¿Saben quién no les fallará nunca? Pues ese paisano que cada domingo se sienta a su lado en Balaídos, al que en esa grada ha visto envejecer, gruñir y soportar el destino del Celta. Ese siempre estará a su lado.

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