Opinión
Sergi Mas
El festival del dinero
E urovisión es como la Liga de fútbol: triunfa o fracasa la regularidad. Cuando votan los jurados profesionales y populares de 36 países y acabas el tercero por la cola, no existe debate posible: está claro que tu propuesta no ha gustado. Melody es una enorme profesional, lleva la música en sus venas, pero la canción que ha llevado al escenario de Eurovisión ha generado rechazo. Olvidémonos de injusticias, de absurdeces patrias, ni nada parecido. Al carrer.
Además, conviene tener en cuenta que históricamente Europa ha enviado a España señales evidentes de su rechazo a la bata de cola, a las castañuelas, al gorgorito, a la guitarrita y al el riquitao, tao, tao. ¿Recordamos el caso de Blanca Paloma? ¿O se acuerdan, por ejemplo, de Lucía? ¿Tiramos más atrás con Remedios Amaya? El flamenquito y el «olé, olé» no gusta a este tipo de escenario. Que lo tengan claro quienes votan en el Benidorm Fest porque con ese estilo España no se come ni un melocotón.
Sobre el horario del certamen, Europa, la vieja Europa que atesora un horario mucho más normal que el nuestro, mediterráneo y atlántico, esa Europa que desayuna a las 6, come a las 12, cena a las 19 y se va a dormir a las 22... emite un festival que acaba en el horario del Crónicas Marcianas. Es decir, Europa ponte las pilas y en Viena 2026 empieza el festival a las 20.00 horas.
La base del asunto es la siguiente: la UER organiza un festival al que RTVE está invitada. A su vez, TVE entiende que alguien como Israel no merece participar. Pues se hace saber en enero, no ahora, y te vas del festival. Me resulta de un populismo barato pedir que expulsen a un participante porque a ti no te gusta lo que pasa en aquel país y hacerlo pocos días antes del festival. Por el mismo significado, España no debería haber participado cuando presentó a Massiel al ser un país presidido por un dictador como Franco, ¿O no?
Pero créanme que la clave de todo esto es la pasta. Desde 2020 el principal patrocinador del festival es una empresa de cosméticos llamada Moroccanoil Israel Limited, conocida de manera comercial como Moroccanoil, que se gasta lo que no está escrito en pagar la fiesta, dando a la UER beneficios millonarios. Su origen, huelga decirlo, es israelí, y su logo está presente en todas las televisiones y plataformas digitales que transmiten el show. Como decía el gran Alfonso Azuara, para la UER: «Entre el honor (o los derechos humanos) y el dinero, lo segundo es lo primero». No busquen más.
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