Opinión | NEWSLETTER DE DEPORTES
La luz de Iago
El análisis semanal del presente, pasado y futuro del deporte con Juan Carlos Álvarez

Newsletter de actualidad deportivo por Juan Carlos Álvarez
Con Iago Aspas me pasa como a esos niños con las bolsas de golosinas que reservan sus preferidas para el final. Por un lado viven la tristeza de algo que se desvanece pero lo hacen con la ilusión y la seguridad de que ese epílogo, siempre inevitable, será hermoso. Lo pienso con más intensidad después de esos apoteósicos veinte minutos finales en los que Iago metió al pastueño Bernabéu en una película de terror. Se quedó a centímetros de reventarle el clásico de esta semana al señor fútbol. La magia sigue ahí. No asoma con la frecuencia de otros tiempos porque nadie es capaz de parar el reloj ni de frenar la caída de las hojas del calendario, pero cuando menos lo esperas surge lo impensable, lo inalcanzable para el resto. El pase a Williot, el taconazo a Pablo Durán, la sensación de que cada vez que tuviese la pelota en los pies algo extraordinario podía suceder, el silencio de las gradas después de cada control… No estamos preparados para ese adiós. Siempre he pensado que Iago y la historia del Celta no se han puesto de acuerdo. Si hubiese aparecido unos años antes se habría juntado con los rusos para darle a aquel brillante equipo justo lo que le faltaba para ser campeón; y si hubiese llegado más tarde tutelaría durante más tiempo y haría más dañina la obra que Claudio Giráldez lleva meses construyendo.
A esta generación le toca enseñarles a volar y sobre todo a rebelarse. Porque ese carácter irreductible, el mostrado en el Bernabéu, tiene mucho que ver con la filosofía que llega del banquillo, pero también con su presencia. Hay un momento delicioso justo antes del pase a Williot. Iago se junta con Fer López y montan un rondito en el campo rival con el Real Madrid bailando a su alrededor. Están en el Bernabéu y transmiten la impresión de estar jugueteando entre risas en el patio de su casa. Fue como la escena del restaurante de “Heat” (vean esa maravilla si no lo han hecho ya) en la que por primera vez Al Pacino y Robert de Niro compartieron una misma escena. Michael Mann, el director de la película, contó que no quiso ensayarla para que el talento de esos genios volase libre. Algo parecido debía pensar Claudio desde la banda del Bernabéu.
Ojalá el señor fútbol, del que hablaba antes, sea por una vez generoso y le reserve a Iago un regalo impensable a estas alturas de la novela. Ese último viaje por Europa, una temporada más llena de sueños, más partidos vividos con la esperanza de que la chispa vuelva a encenderse y suceda entonces lo imposible.
Primer día de gloria para As Celtas
Hoy es un día feliz para el Celta. Solo un año después de su nacimiento As Celtas sellaron el primero de sus grandes éxitos, un ascenso a la tercera categoría del fútbol femenino, un paso más cerca de esa meta a la que se propusieron llegar cuando arrancó el proyecto. La vieja reivindicación se hizo realidad, el club dejó claro que su plan no era el de limitarse a “cumplir” sino en construir algo sólido que represente al escudo como merece y que alimente el sueño de todas esas niñas que hoy sueñan con vestir la camiseta del Celta. Todo es más fácil desde el éxito y por eso el ascenso de este fin de semana impulsa aún más una de las grandes iniciativas que este club ha puesto en marcha en su historia. Dijeron que no tenían prisa por llegar, pero han acelerado. Hay por ello mucho que celebrar.
El corazón verde de Javi Fernández
Se acaba la temporada y llegan las notas de fin de curso en aluvión. Las sonrisas y las lágrimas cruzan sus caminos. Ayer fue un día feliz, o de alivio más bien, en diversas plazas como la del Coruxo que selló su trabajada permanencia en Segunda Federación. Un logro que tiene como protagonista de última hora a Javi Fernández, el excanterano del equipo verde y antiguo entrenador del juvenil, que fue reclutado de urgencia para tratar de enderezar una temporada que parecía maldita. Los buenos presagios que tenía durante la semana acabaron por hacerse realidad. La suya es una de las sonrisas más francas del fin de semana.
Adiós con los bolsillos vacíos
De Gino Bartali hemos escrito muchas veces. Suelo decir medio en broma que si pudiese saltar a un momento deportivo en la historia lo haría al Tour de 1948 cuando el viejo Gino, de 34 años, ganó la carrera de manera impensable y frenó el conato de guerra civil que se había desatado en Italia. Bartali es de mis héroes favoritos y hoy que se cumplen 25 años de su muerte no podíamos traicionarle. El día de su muerte el mundo aún no era consciente de su auténtica dimensión como ser humano porque pidió a su familia que protegiese el secreto que había mantenido desde la Segunda Guerra Mundial cuando fue parte esencial de una red clandestina que salvó a centenares de judíos. Pero pasado un tiempo alguien reveló aquella historia y hoy el gran Gino Bartali está junto a esos santos a los que él adoraba como ferviente católico que era.
Bueno, queridos. Otro ladrillo para arrancar el lunes, espero que no me lo tengan en cuenta. Disfruten del día. Yo esta noche, no sé muy bien por qué, me voy a poner “Heat”. Me han entrado ganas de verla.
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