Paradojas del sistema universitario: universidad pública-universidad privada

El Sistema Universitario Español (SUE) está formado por 92 universidades: 52 públicas (incluyendo la internacional Menéndez Pelayo y dos no presenciales) y 40 privadas distribuidas entre las comunidades autónomas de Madrid (13), Castilla y León (5), Cataluña (5), País Vasco (4), Canarias (4), Valencia (4), Cantabria (1), Navarra (1), La Rioja (1), Aragón (1) y Galicia (1).

La paradoja de esta distribución estriba en que las universidades públicas no han experimentado ningún crecimiento en los últimos 27 años mientras que las privadas han aumentado exponencialmente (32 nuevas en ese mismo período). Este hecho ha condicionado que las matrículas en los centros públicos apenas hayan aumentado un 2% en los últimos 10 años mientras que en las privadas este crecimiento ha sido del 117%.

La creación de algunas universidades privadas resulta sorprendente, pues la Universidad a Distancia de Madrid (UDIMA) se suma a la Universidad Nacional a Distancia (UNED), con su sede central en Madrid, o también resulta llamativo que en La Rioja coexistan la Universidad de La Rioja (UNIRIOJA), de carácter público, con la Universidad Internacional de la Rioja (UNIR), de carácter privado. Por otra parte, muchas de estas universidades privadas utilicen el término internacional, europeo, intercontinental... como, entre otras, Universidad Internacional de Valencia (VIU) o la Universidad Europea del Atlántico, que se ubica en Santander.

La Clasificación Académica de las Universidades del Mundo, uno de los principales rankings universitarios internacionales y conocido como Ranking de Shanghái, elabora un listado de las 1000 mejores universidades del mundo. De las más de 20 000 universidades reconocidas, España posiciona en la última edición de dicho Ranking un total de 35 universidades públicas, donde se encuentra la UVigo, y solo hay una privada. Para comprender esta realidad sería importante diferenciar, tal como recomienda el indicador SCImago, entre universidades con producción investigadora e instituciones eminentemente docentes

El proceso de modernización de la sociedad española para equipararla con el resto de las sociedades democráticas avanzadas a partir de la aprobación de la Constitución fue acompañado de la expansión y modernización del SUE, empezando por la renovación de los planes de estudio, la organización de la universidad o en el fomento de la actividad investigadora y de gestión del profesorado. Toda esta transformación se ha visto condicionada por la aplicación, no siempre coordinada, de las reglamentaciones promovidas a nivel estatal, autonómico y europeo, muy especialmente a partir de la implantación del Proceso de Bolonia y Espacio Europeo de Educación Superior.

En consecuencia, el crecimiento descoordinado de universidades y de titulaciones tal vez haya contribuido a las repeticiones de estudios entre las diferentes universidades, pues muchas de las cuales son iguales en su plantel de titulaciones. Así pues, el SUE tiende a la uniformidad. Véase la paradoja de que el 50% de toda la oferta educativa está centrada en estudios de la rama Jurídico-Social.

Además, esta expansión universitaria ha contribuido a que muchas de ellas sean fundamentalmente endogámicas con respecto a la procedencia del alumnado, pues en los últimos años sólo un 2% de personas tituladas en estudios de grado procedía de países extranjeros.

La esencia transformadora de algunas universidades reside en el profesorado. No existe una ecuación matemática que defina y relacione de modo directo el binomio universidad-realidad. Sin embargo, cualquier solución a esta ecuación lleva implícito un factor determinante: el profesorado. La misión de los docentes reside en enseñar al alumnado a pensar, preparándolos para estimular su capacidad de análisis y de síntesis, así como transfiriendo los resultados de las investigaciones a la sociedad, divulgando sus conocimientos. En síntesis, una universidad es buena si tiene un buen plantel de profesorado. Esto es la esencia de la universidad.

En las universidades públicas se conoce el largo camino investigador y docente a recorrer por el profesorado hasta alcanzar su permanencia mediante concursos y pruebas públicas. Esta es su garantía.

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