Opinión | Al Azar
Nadie quiere morir por su país
El ardor guerrero que recorre Europa obliga a recordar que las armas sirven para matar, y sobre todo para morir. Es un trabajo que estos artefactos desempeñan a la perfección, el planeta acumula el potencial mortífero suficiente para exterminar legalmente varias veces a la humanidad. Esta evidencia material contrasta con la oposición creciente de los seres humanos a perecer en el campo de batalla. Nadie está dispuesto a perder la vida por su país, otro síntoma de la crisis de las entidades nacionales. De esta ecuación suele exceptuarse a los soldados, pero todos los desertores están uniformados.
Le preguntan a Steve Bannon, creador de Trump, por el desenlace de la guerra vigente en suelo europeo. Responde que «Ucrania no ha puesto los muertos suficientes sobre la mesa». Ergo, ni los habitantes de países invadidos están dispuestos a morir para defenderlos. Europa recibía como víctimas o héroes, categorías hoy indistinguibles, a los sirios y ucranianos huidos de sus países respectivos. A excepción de Pérez-Reverte, nadie se planteó que los huidos dejaban indefensa a su nación de procedencia, hasta que Zelenski prohibió la salida del país a los comprendidos entre veinte y sesenta años. Hoy no puede llevar a cabo una leva en condiciones, tampoco puede sacrificar a presos y norcoreanos como Putin.
La guerra mata, salvo en España, donde la benemérita ministra del ramo asegura que el gasto en Defensa se incrementará en obediencia de las órdenes de Trump, pero sin invertir en armamento. Este prodigio implica que los soldados españoles serán los mejor vestidos del planeta. La españolidad excluye a los militares extranjeros, porque la externalización de los ejércitos nacionales es otro síntoma de la negativa a perder la vida en defensa de la nación. Se trata de un comportamiento que impera en los países más beligerantes, Michael Moore descubrió que ningún congresista estadounidense tenía a familiares de primer grado en Irak. Por eso Europa le dice «fuck off» a Macron, cuando propone que otros se desplacen al frente ucraniano. Y por resumir personalizando, ¿conoce usted a alguien dispuesto a morir por su país?
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