Opinión | EL BOLETÍN DEL DIRECTOR

«Trata de arrancarlo, por Dios»

El director de FARO, Rogelio Garrido, analiza los temas claves de la actualidad de esta semana

El director de FARO, Rogelio Garrido, analiza los temas claves de la actualidad de esta semana

El director de FARO, Rogelio Garrido, analiza los temas claves de la actualidad de esta semana / FDV

Hay imágenes y frases que quedan para la historia. Sin saber por qué, de repente, los ciudadanos y los medios las acogemos y las proyectamos para integrarlas en nuestro modo de hablar. Al menos durante un tiempo. Porque pocas cosas duran (de hecho, las cosas ya se fabrican para que no duren). Todo está en permanente cambio y mudanza. En ocasiones, con suerte, hacia adelante; en otras, como en estos tiempos penosos que nos ha tocado vivir/sufrir, hacia atrás, hacia muy atrás (y si sospecháis que estoy aludiendo a Trump y su cohorte de trumpistas-trompeteros, empezando por los ultrarricos tecnológicos, cuya única ideología es «más dinero», que diría Coque Malla, y acabando por el más embrutecido granjero de Texas –o pijopera de Madrid–, pues sí, me estoy refiriendo a ellos). En fin, vamos a centrarnos.

Os decía que hay frases que nos acompañan durante buena parte de nuestra vida. Una de ellas la escuchamos en 1998. El gallego Luis Moya urgía entonces a Carlos Sainz que pusiese en marcha el coche durante el rally de Inglaterra. La avería de su Toyota Corolla, tirado en la cuneta, les privaría de su tercer mundial. «Arráncalo Carlos, trata de arrancarlo por Dios», suplicaba el gallego. Bueno, ya sabéis cómo acabó el cuento: el cacharro no arrancó y se jodió el título. Pues esas palabras son las que se me vienen a la cabeza cada vez que publicamos noticias sobre la marcha del vehículo eléctrico.

La situación es deprimente. Dos datos centran el asunto. Primero: por cada coche eléctrico que se compra en Galicia se venden 22 de gasolina/gasóleo con más de diez años de antigüedad; segundo: la mayoría de las (escasas) electrolineras en Galicia exigen al menos tres horas para la recarga, y una de cada tres está averiada. Si a eso unimos el elevado precio de estos vehículos, la conclusión es sencilla: la movilidad verde no va. El bocachancla de Trump tampoco le ha hecho un favor con sus primeras declaraciones, advirtiendo que EE UU pasa del coche eléctrico (su nuevo mejor amigo Elon Musk fabrica Tesla, pero ya le compensará de otras formas). Así las cosas, me imagino a Teresa Ribera, vicepresidenta ejecutiva para una Transición Limpia de la Comisión Europea, buscando fórmulas para reactivar uno de sus proyectos estrella. Y aguantando las presiones de las marcas que están apostando, y gastándose un pastizal, por lo eléctrico. «Arráncalo Teresa, por Dios trata de arrancarlo», le estarán apremiando.

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Me apunto

Siguiendo con el motor, Stellantis por fin hizo pública la adjudicación a Vigo de una segunda plataforma para fabricar coches. La infraestructura debería estar destinada al vehículo eléctrico, pero, como adelantó esta casa y algunos que ahora callan intentaron negar, finalmente será multienergía, es decir, que podrá montar coches convencionales. Vamos, que el nuevo patrón Yaki Elkann y su cúpula directiva (¿dónde estás Tavares que no te veo?) tampoco ven claro lo de un futuro inmediato de vehículos enchufados. La buena noticia es que esa plataforma blindaría la producción en Balaídos al menos a medio plazo. Jean-Philippe Imparato, el jefe europeo de Stellantis, acudió a Vigo para elogiar a la plantilla y transmitir tranquilidad. Es un detalle no menor. Otra cosa es cuándo se pondría en marcha y para qué modelos. Porque la letra pequeña importa, y mucho. Así que, take it easy, no corramos a lanzar voladores.

Los que sí van como motos son los chinos. La invasión de sus coches eléctricos es cada día más visible. Cuidadín Tesla. En realidad son punteros en todos los sectores, aunque el dominio en pesca es brutal. Pero, al parecer, no les llega. Por eso van a construir megabarcos e inyectar más ayudas a su flota para que echen sus redes cada vez más lejos. Qué quieren que les diga, son unos abusones. A su formidable armada militar se le une la redeira. Y lo que nos espera. Porque a los chinos ni se les cala el motor ni se les recalienta. Con o sin Trump. Con o sin aranceles.

¡Buen finde!

Email: director@farodevigo.es

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