Opinión | NEWSLETTER DE DEPORTES

Munuera y la habitación blanca

El análisis semanal del presente, pasado y futuro del deporte con Juan Carlos Álvarez

Newsletter de actualidad deportivo por Juan Carlos Álvarez

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El fútbol se traga la vida a grandes sorbos. No concede tiempo para celebrar, para lamentar, para reflexionar. Unos partidos atropellan a otros regulando permanentemente el orden de prioridades de cada uno. Tres días dura el drama, la felicidad…lo que toque. La cadena de montaje en la que se ha convertido el fútbol enseguida regala otro partido para abrir nuevos debates o profundizar en los existentes. Esta máxima casi intocable no la cumple el Celta esta semana que, aunque ayer perdió contra el Athletic de Bilbao, permanece en el Santiago Bernabéu esperando a que Hernández Hernández encienda de una vez las pantallas del VAR y haga justicia. 

Cuesta pasar página de un episodio como el vivido el pasado jueves. Las consecuencias de algo así son incalculables. Por un lado están las físicas (ya se vio contra el Athletic, con el equipo hecho unos zorros e incapaz de igualar la energía bilbaína) pero son mucho más importantes las anímicas, las espirituales, las que no tienen métodos fiables de medición. ¿Se imaginan lo que hubiera supuesto para un equipo como el Celta, en su actual momento de conexión con su entorno, en medio de la obra que está construyendo Claudio con su chavalada, haber eliminado al Real Madrid en el Bernabéu para meterse en los cuartos de final de Copa? Nada de eso sucedió y nos quedaremos sin respuesta. Lo impidió un sistema podrido en el que quien debe impartir justicia mide primero las consecuencias de sus decisiones y luego actúa.

El luto por el Celta por España adelante duró apenas unas horas. La prensa 'nacional madridista' disimuló un ratito, puso un par de muecas de horror, tragó saliva y enterró al muerto en páginas interiores. Hoy ya nadie se acuerda del atropello. El domingo en el Bernabéu, mientras Mbappé arrollaba al Las Palmas, hubo un momento en que la grada se puso a cantar «corrupción en la Federación» y por un momento hubo quien imaginó que aquello era un pequeño gesto hacia el Celta y el reconocimiento de lo sucedido en la Copa del Rey. Pero no, resulta que protestaban por un gol bien anulado por fuera de juego que es como quejarse de que ha vuelto a amanecer. En ese manicomio vive el fútbol español. Con el forense aún analizando el cuerpo del Celta el sistema tóxico ya reclamaba una nueva víctima. Indignarse ante la justicia. Ni un mínimo cargo de conciencia tres días después de pisotear la ilusión de un modesto equipo que solo comete el pecado de ilusionarse cada año a la espera de que un día el fútbol le haga el regalo de su vida.

Dice la teoría que «hay que pasar página», que se le abren al Celta nuevos y complejos desafíos (sanciones, lesiones, un mercado de enero agitado, cierto agotamiento…) pero es difícil superar un episodio como éste por el grado de indefensión que provoca. En casa me suelen decir que yo respondo a la teoría de que los hombres tenemos una habitación blanca en la que no hay absolutamente nada y donde nos metemos a veces y que eso justifica cuando respondemos «nada» a la pregunta de en qué estamos pensando. Hoy de madrugada me desvelé bastante antes de la hora de levantarme y traté de entrar en la famosa habitación blanca, pero allí estaban Munuera y el dichoso Hernández Hernández. Y claro, gasto un sueño a estas horas…

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Me apunto

El último gol de Denis Law

Tendría que haberles hablado de más cosas, pero se me ha descontrolado el asunto. No quiero irme sin la recomendación de la historia irrepetible que otra vez va dedicada a alguien que nos ha dejado estos días. Si han estado en Old Trafford seguramente se han hecho una foto junto a la estatua en la que se ve a George Best, Bobby Charlton y Denis Law, la 'Santísima Trinidad' del Manchester United, los hombres que llevaron al equipo a su primer título europeo a finales de los sesenta. Esta semana ya todos son un hermoso recuerdo porque se murió Law. Un delantero de época, un futbolista en el que pocos creían cuando era un chaval por su aspecto frágil y su problema de vista. Pero el talento, como tantas otras veces, se abrió camino.

Disfruten de la semana que será larga para el Celta.

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