Opinión | Archivero diocesano

Miguel Ángel González García

Pedro Casas, obispo y escultor

No deja de tener interés, por no ser habitual, la existencia de un Obispo-escultor, aunque no lo sea de grandes cualidades, pero si aceptable para el mundo rural. Se trata de Don Pedro Casas y Souto que llegaría a ser obispo de Plasencia. Un obispo de reconocidas cualidades con valiosos escritos y una notable coherencia intelectual.

Fue Don Pedro párroco en una parroquia cercana a Ourense, San Cibrao de Cobas (Pereiro de Aguiar), y durante nueve años ejerció como un responsable pastor que se ocupó de dignificar la Iglesia con el conveniente mobiliario. Concretamente encargará un nuevo retablo mayor que ocupe la cabecera de la Iglesia, que se acababa de construir, superando en dimensiones a la anterior por lo que el retablo mayor existente era desproporcionado. Aprovechó este retablo para con él fabricar dos retablos colaterales. Y se encargó él mismo de hacer dos tallas de la Inmaculada y de San Ciprián que todavía se conservan.

Los problemas económicos para llevar a cabo las citadas obras, en una parroquia rural con escasos ingresos, fueron su preocupación y su empeño y todo ello lo dejó consignado en una larga nota manuscrita que queremos dar a conocer por ser interesante por diversas razones y no la menor, la propia importancia de Don Pedro. Así que esta sencilla publicación va a dar cuenta de unas obras del mobiliario de la iglesia de Cobas de las que tenemos, por el escrito del párroco, cumplida noticia y como apéndice la transcripción de la información que sobre ello nos dejó el Señor Casas y Souto.

Pedro Casas y Souto nació el 13 de octubre de 1826 en Sobrado del Obispo. En 1839, a los 13 años, y tras aprobar el examen de Latín y Humanidades, estudió Filosofía en el Seminario de Ourense entre 1839 y 1842, obteniendo la calificación de sobresaliente. Tras culminar los estudios teológicos, en 1848 recibió del obispo de Ourense, Sr. Zarandía, las Órdenes Menores. Y dos años más tarde leyó su tesis en el Seminario de Ourense sobre el «Probabiliorismo», que fue su primera obra autógrafa. La Universidad de Valladolid le otorgó el grado de Bachiller en Teología en 1851, y ejerció de Teólogo (sustituto) en el Seminario ourensano entre 1852 y 1857. En 1853 recibió las Órdenes Mayores, y en 1857 la investidura de Licenciado y Doctor en Sagrada Teología en el Seminario de Toledo, alcanzando la Cátedra de Filosofía en el mismo. Opositó a la Penitenciaria de Ourense en 1858 y fue nombrado Profesor de Teología Dogmática. En 1861 consiguió el curato de San Ciprián de Cobas, donde desarrolló su actividad durante nueve años (1861-72). En 1872 alcanzó la Penitenciaria vacante de Ourense, y como Catedrático de Teología Moral desterró del Seminario el «Probabiliorismo» y lo sustituyó por el «Probabilismo». Fue preconizado obispo de Plasencia el 23 de septiembre de 1875, consagrado obispo en Madrid en enero de 1876. Tomó posesión del obispado el 23 de febrero de 1876, y el 25 entró en Plasencia. En el verano de 1905 se le manifestó una enfermedad circulatoria que le afectó al lenguaje e inmovilizó parte del cuerpo; y aunque se recuperó parcialmente, un año más tarde, el 25 de julio falleció en el Palacio Episcopal. Siendo párroco de Cobas tomó con eficaz interés la construcción de los retablos que pedía una iglesia que acababa de ser agrandada por su predecesor.

Primer retablo

Cuando el 24 de agosto de 1593 hace testamento el importante escultor renacentista Alonso López, testamento al que largamente sobrevivió por lo que puede aceptarse que cumplió años más tarde lo que declara tenía concertado: un retablo para San Cibrao de Cobas. (AHPOURENSE PROTOCOLOS DE PEDRO FEIJOO 1594 CAJA 3243 FOL 698 y ss. Lo cita también PÉREZ COSTANTI, en su diccionario en la. pág. 320)

Creo que este retablo o parte de él se pude identificar con la calle central del que se conserva en la Sacristía y al que se le añadieron en el siglo XVIII unas grandes orejas barrocas. La parte central es de claro estilo clasicista y en la predela lleva la fecha AÑO 1623 que sería la de la policromía.

También a este momento y quizá al propio Alonso López, se puede atribuir la talla de un papa, probablemente San Gregorio, colocada hoy en el Retablo mayor. Tiene los estilemas propios de la escultura de ese momento. Otras tallas que veremos colocadas en los retablos laterales también pueden atribuirse a este primer retablo.

Segundo retablo

Sabemos que se hizo el año 1710, la fecha la da Don Pedro en sus notas, si bien nada consta en el libro de Fábrica y si por esas fechas la hechura del retablo de Nuestra Señora del Rosario. Un retablo mayor para sustituir el anterior y que también se conserva, ya que con él se hicieron los dos retablos colaterales que hoy existen. Es de un estilo barroco interesante, con la hornacina central resuelta a modo de pabellón o cortinaje que descubren ángeles y al cual luego nos referiremos al hablar de los citados retablos. Un relieve con la Santísima Trinidad debió ser parte de este retablo barroco.

Tercer retablo

El retablo actual, tema del presente trabajo, llena como se pretendía todo el fondo de la capilla mayor y se adapta a la curva de la bóveda. La parte baja permite el acceso mediante dos puertas a la sacristía y en los extremos acoge dos credencias.

Un cuerpo principal con tres calles la central de mayores proporciones con el Sagrario-Expositor, este con dos columnitas, y hornacina para el patrono, todo enmarcado por dos pares de columnas de fuste liso jaspeados y capiteles corintios dorados. Las calles extremas entre pilastras corintias con hornacinas para imágenes, de medio punto y peinetas destacadas de estilo rococó. Una cornisa moldurada y quebrada separa este cuerpo del ático, también con tres calles y tratamiento de columnas y pilastras semejante al cuerpo principal, sobre la hornacina central un tondo de nubes y rayos con el triángulo trinitario, que se adelanta sobre la bóveda.

Se trata estilísticamente de un retablo neoclásico en el que se mantienen algunos elementos decorativos de gusto rococó. Bien proporcionado y armónico con predominio claro de la arquitectura como es propio del momento. Las imágenes que están en él colocadas son de muy diversa calidad y cronología. La del Patrono y una Inmaculada son obra del propio Don Pedro.

La cronología del mismo la sabemos con meticulosidad por el escrito que comentamos. Se contrató el 30 de agosto de 1864 y se concluyó en abril de 1865. La policromía se realizó el mismo año 1865.

Nos da cumplida información Don Pedro de quién fue el autor del retablo mayor, el arquitecto-escultor Manuel Fernández del que no conozco información alguna, como sucede con tantos y tantos artistas que trabajaron en Ourense. Es una invitación a proseguir con las necesarias investigaciones que nos agranden los conocimientos biográficos y profesionales de muchos profesionales.

De Don Manuel en mis ricos ficheros de artistas tampoco figura ya que algunos homónimos por cronología no pueden identificarse con él. Así que por el momento sabemos por la información presente que era de la parroquia del Pao y que había hecho el retablo de San Verísimo de Espiñeiros, que servirá de primera referencia para el del Cobas.

Es probable su formación académica que le permite asumir los principios del neoclasicismo, pero nada sé yo al menos de su biografía. Que fue persona responsable y eficaz lo destaca el escrito de Don Pedro.

Economía

No voy a repetir lo que es el asunto principal de la nota del párroco que sobre todo trata de declarar las dificultades que tuvo para conseguir las cantidades precisas para poder llevar a cabo la construcción y pintura de los retablos. Solo añadir la información del documento de la curia con la solicitud de Don Pedro para la obra y las cantidades con las que contaba el año 1862: Solicitud del Párroco pidiendo ayuda económica para la construcción de un retablo mayor nuevo. Se le concedieron 800 reales del fondo de reserva. 580 del testamento del cura anterior, Manuel Alonso y 2000 los feligreses. (AHDOURENSE 2590/59). El coste total del retablo fue de 5720 reales.

La policromía

Los problemas económicos también afectaron a la policromía y de ello da cuenta Don Pedro en su escrito. Se comenzó haciendo lo más urgente darle la primera capa, «el aparejo» ya que por otro lado una policromía neoclásica a base de jaspeados no tenía los costes de la que utilizaba oro como en el barroco.

Para esta labor realizada el año 1865 se contó con un pintor que vivía entonces en San Eusebio da Peroxa donde realizo varias obras en la parroquia, Macario Gallego, natural de Pontedeume y al que yo he dedicado una nota dando cuenta de algunas de sus actividades en Ourense a las que hay que añadir la de este retablo. (GONZÁLEZ GARCÍA, Miguel Angel. Noticia de Macario Gallego, pintor de Pontedeume en Ourense. CÁTEDRA. Revista Eumesa de estudios nº 16. Pontedeume, 2009 pgs 149-154).

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