En campaña

Mientras la Real Academia de la Lengua sigue ampliando el diccionario (teletrabajo, dana, espóiler o yuyu son algunas de las últimas voces en ser admitidas), los hablantes nos encargamos de pervertir su significado de forma que, en no pocos casos, el valor semántico adquiere connotaciones peyorativas de las que carecía en su origen. Ejemplo, campaña. Hoy cuando decimos que alguien está en campaña (ya no digamos electoral), todos pensamos que la persona en cuestión protagoniza un proceso de captación de voluntades/apoyos/votos valiéndose de ardides, palabras torticeras, trucos y patrañas. La política, que por desgracia todo lo contamina, nos ha llevado a este punto. Y no.

Porque, amigos, en FARO siempre estamos en campaña, entendida casi en su acepción militar, es decir, en batalla permanente por la conquista de derechos/servicios/infraestructuras. Nuestras campañas, los lectores más fieles bien lo sabéis, van desde cuestiones genéricas −como un trato justo e igualitario frente a territorios sistemáticamente privilegiados− a otras más concretas. El AVE Vigo-Madrid, la escandalosa −y quizá ilegal− concesión de la AP-9, el respeto la flota pesquera y su derecho a unas cuotas dignas o el túnel de Beiramar son algunas de las que tenemos en marcha.

Precisamente en este último asunto parece que por fin hay algún movimiento. La Xunta de Rueda, que no la de Feijóo −el matiz no es menor− ha levantado el veto y está dispuesta a cofinanciar una actuación clave para mejorar la movilidad de la ciudad y recuperar parte de la fachada litoral para disfrute ciudadano. Y digo parece, porque nunca se sabe. Basta que uno se haga ilusiones para que, por cuestiones tan primarias como ataques de celos o pulsiones narcisistas, toda esa esperanza se diluya. La experiencia me dice que es mejor ser cauto y no dejarse arrastrar por las emociones. Y también, pese a quien le pese, que desde nuestro periódico no dejaremos de seguir en campaña para defender ese túnel, el AVE directo con Madrid, a nuestros pescadores o una autopista gratis para todos. Queremos un vial libre de ese peaje que normaliza “una situación abusiva o perjudicial”, que es exactamente la definición que la RAE atribuye a ATRACO.

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Me apunto

Aprovechando las novedades del diccionario académico, os hago partícipes de dos noticias que dan yuyu. La primera es el espeluznante dato de muertos en el trabajo que registra Galicia, uno por semana. En seguridad laboral queda un larguísimo trecho por recorrer. Por parte de las empresas, pero también de los trabajadores. Cuando estos días veíamos desde la redacción a un operario caminando tranquilamente por el tejado de un edificio de tres plantas sin ningún tipo de sujeción, teníamos el corazón en un puño. Mirábamos con pavor al tipo moverse arriba y abajo entre tejas mojadas y no nos lo podíamos creer. Por fortuna, acabó su trabajo sin contratiempos, pero si hubiese patinado apenas unos centímetros… Así que todas las inspecciones que se hagan serán pocas. Cincuenta muertos al año es una factura insoportable. Una tragedia silenciosa que no tiene el impacto mediático de una dana, pero que, si nos detenemos en las cifras, resulta más mortífera.

La otra noticia daba cuenta de que los padres separados con hijos ya no se pelean en los juzgados por el tipo de colegio al que irán, o por si harán tal o cual extraescolar, o si pueden ir de viaje al extranjero, o quien paga esto o lo otro. No, ahora el mayor motivo de disputa judicial es si el crío debe ir o no al psicólogo. Es el signo de los nuevos tiempos, en donde las dolencias mentales tienen entre nuestros jóvenes mucho más peso que las físicas. Patologías que los llevan a sufrir, autolesiones incluidas, o a hacer sufrir a los demás, con peleas y agresiones. Si la sanidad pública no le pone coto, dotando de más medios y recursos, la cosa pinta negra. Y no, esto no es un espóiler.

Email: director@farodevigo.es

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