Opinión | Un millón

Algo de piedad, nada de envidia

El cuerpo del presidente valenciano Carlos Mazón fue sincero en los días del aturdimiento posteriores a la catástrofe, cuando parecía fuera de lugar en cualquier sitio y se tambaleaba por el impacto del golpe en su cargo y su persona y por el peso de la mochila alpina de vergüenza. Lo recordará agradeciendo la cercanía del presidente el gobierno y acompañando a los reyes en la tomatina de barro de Paiporta. El Mazón descompuesto componía mejor figura moral que éste que levanta el barro a punto de nieve con un vano batir sobre sí mismo.

No fue, ni mucho menos, el más perjudicado por la DANA pero rugió el agua y se llevó su carrera. Le dejó sin los enseres de años de rivalizar con los compañeros, aliarse con los rivales, sonreír a los electores, desayunar, comer y cenar política y llevársela a la cama y al baño, todo para desempeñar el cargo que no ejerció el martes 29 de octubre porque no supo ver lo que venía; porque creyó que siempre llovió, nunca sin que parara, porque le interesó otra cosa intensamente, porque se le lió la comida de trabajo intempestiva, sin medida ni factura. Tantos años para ser el responsable de tanta irresponsabilidad un día. Quina putada!

"No fue, ni mucho menos, el más perjudicado por la DANA pero rugió el agua y se llevó su carrera"

El hecho ante el que no supo actuar ha quedado atrás y ahora está ante el relato, del que sí conoce las instrucciones, pero su caso es único e incomparable y lo sigue siendo aunque quiera acompañarse en la irresponsabilidad. Qué patética soledad la de ese político embarrado hasta la coronilla a quien ni la oposición, ni su partido, ni los afectados, ni la mayoría quiere en el cargo. En estos días de la mentira y el fingimiento sigue aturdido, capitalizando el daño político de los suyos, promoviendo el de los otros y aparentando estar tan capacitado para la reconstrucción como lo estuvo para la prevención. Hay que administrar la piedad hacia quien más la merece, pero en la Valencia que habita tanta gente a la que compadecer más, Mazón es la persona a la que menos envidiar.

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