Opinión

La falta de diálogo en el mundo actual

El mundo se encuentra sumido en un panorama polarizado que se caracteriza por un estado de policrisis global en donde el diálogo y la cooperación evolucionan de forma irregular. La ausencia de diálogo parece una moda diseñada desde los altos estamentos internacionales, cuya repercusión llega al último municipio del mundo. Según expertos en los últimos 20 años, más del 90% de las actividades realizadas en el ámbito geopolítico internacional se han efectuado con resultados de agresión y sin diálogos previos; leamos la prensa y confirmemos los titulares. La influencia encadenada por la falta de diálogos políticos a todos los niveles acaba por imponer relaciones desordenadas, que acumulan otras crisis técnicas, económicas y humanas, con adversos efectos dominó institucionales.

Está de moda el comunicado y no el diálogo, al igual que en la sede de la ONU o las relaciones entre municipios y comunidades autónomas en nuestro país. La comunicación de necesidades y peticiones siempre ha sido la base del diálogo institucional, pero el comunicado se ha convertido en lo opuesto al diálogo: un frío monólogo unidireccional como simple acto comunicativo. De ahí nuestro deseo, como representantes de la primera Corporación Municipal democrática de Vigo: siempre hemos defendido el diálogo como una relación horizontal en la búsqueda común de algo que se pretende construir conjuntamente. Sólo ahí puede haber comunicación. Sólo el diálogo comunica.

Defendemos los diálogos institucionales, no espontáneos sino organizados y pactados, sin útiles de malicia en la conversación política. Existe un declive de conversación entre los dirigentes políticos y también el inicio del deterioro relacional entre instituciones y movimientos sociales, porque el diálogo está dañado hacia planteamientos excluyentes. Pensamos que la política debe ser la concordia, aunque no haya acuerdo, recuperando el noble sentido de la ética y la política. Detrás de este declive del diálogo entre interlocutores polarizados existe una renuncia al liderazgo intelectual y social; porque aunque no siempre se dan las condiciones necesarias para un diálogo, siempre podemos contribuir a propiciarlo.

La polarización y la falta de diálogo reducen la credibilidad de los políticos y también de los medios de comunicación, por estar subordinados a la moda de los pensamientos extremos irreconciliables en los estratos representativos del Estado, municipios incluidos; esa polarización se vuelve tóxica, creando una dinámica social destructiva de la democracia. En este escenario, las relaciones entre los distintos sectores políticos se vuelven hostiles y confrontativas, y esto puede llevar a la falta de gobernabilidad democrática.

Conviene crear una nueva estrategia intercultural basada en el valor del diálogo como un proceso de comunicación, cuyos protagonistas puedan entenderse entre sí a pesar de sus diferentes puntos de vista. Un diálogo que pueda lograr acuerdos para una sociedad que quiere proyectarse hacia adelante, desde el marco municipal hacia las más altas instituciones del Estado, para lograr una evolución renovadora que ponga en el centro los verdaderos intereses de toda la sociedad.

*Reflexiones desde la Primera Corporación Democrática de Vigo [1979]

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