Opinión

María Borrás

El futuro del Círculo. Para quién y para qué

Este año se cumplen 32 años de la constitución de Club Financiero Vigo, hoy Círculo de Empresarios de Galicia. Esta es la primera vez que los socios están llamados a elegir entre dos candidaturas. Nunca la presidencia de esta asociación había suscitado tanto interés, y es lógico y deseable esperar una alta participación.

Esto refuerza mi convicción de que el Círculo tiene futuro. La diversidad de ideas y de proyectos es buena. El pluralismo en una agrupación no significa una ruptura en la misma, igual que la unidad no debe significar uniformidad. La confrontación abierta, sin embargo, no aporta nada a nuestra entidad.

Respeto a mi oponente, el Sr. Fernández Alvariño. Me ha acusado, entre otras cosas, de falta de espíritu empresarial. Creo que confunde la falta de agresividad y de exposición con la falta de carácter. Pienso, sin embargo, que la templanza y la discreción son cualidades imprescindibles para llevar a buen puerto cualquier proyecto, personal o empresarial. No me encontrarán en la provocación.

El Círculo necesita mirar al futuro, asegurarse un futuro. Por eso, en estas elecciones, no interesa tanto el por qué nos presentamos, sino el para qué. Mis capacidades empresariales se definen justamente por la orientación estratégica, la planificación y la anticipación. Por eso quiero centrar el debate y mi propuesta, que presentaré próximamente con unas líneas de trabajo concretas; en las acciones, los objetivos y los medios para conseguirlos. No me encontrarán en la retórica hueca.

En su historia, nuestra asociación, como nuestras empresas, ha ido sorteando obstáculos. Hay momentos en los que toca dedicar tiempo a hacer ajustes, liquidar cuentas, prescindir de lo prescindible, y tomar decisiones, que en algún caso fueron gravosas para su junta directiva, a fin de fortalecerse y afrontar el futuro libre de cargas.

Tras un cambio en parte de su accionariado, la S.A. propietaria de nuestra sede aprobó poner en venta una planta del inmueble, y la asociación no puede más que respetar tal decisión. Aunar los intereses de la S.A. y de la asociación es un camino que deberíamos recorrer para evitar que se repitan tensas situaciones como las vividas.

Esto es solo una pequeña parte del propósito que querríamos asumir. Un Círculo que concite los intereses colectivos, dé voz a las preocupaciones del empresariado y aporte propuestas y soluciones. Una plataforma influyente e independiente. A la que políticos, gobernantes, y todos los agentes de nuestra comunidad, escuchen atentamente; aunque a veces lo hagan con gusto y otras no tanto. Una institución que tenga el poder de generar opinión y lograr cambios reales, no solo en nuestras empresas, sino en el tejido social y económico.

En la junta que propongo he querido combinar juventud y experiencia, de manera que se tenga muy en cuenta nuestro pasado, pero dejando atrás formas tradicionales que ya no se adaptan a las nuevas realidades. Se debe llenar de sentido la palabra renovación, para que no sea una grandilocuencia vacía. Somos un equipo de hombres y mujeres de demostrada solvencia; con valentía, visión y tanto talento como compromiso con el objetivo, que entienden el cambio ya no como opción, sino como necesidad.

Porque Círculo es un proyecto colectivo que ha de atraer el mayor talento posible. Incorporando cada vez más y más socios que, lejos de elitismos, encuentren aquí la razón para serlo.

Es el momento, ante los grandes retos que debemos afrontar, para pedir la implicación y colaboración de todos nuestros asociados, presentes y futuros, en un proyecto dinámico, innovador y, en definitiva, de futuro.

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