Opinión | Crónica Política

El retraso

Ahora que está a punto de rematar el proceso para la constitución del Parlamento, quizá no estorben algunas observaciones. La primera, referidas a la normativa, y sobre todo a los plazos resulta, naturalmente en opinión de quien la expone, es que hay demasiado retraso en el conjunto, desde el inicio de la campaña hasta la votación para nombrar presidente de la Xunta y que éste designe los integrantes de su gobierno. Un asunto que no levanta pasiones fuera del ámbito oficial, pero sí suscita un cierto interés colectivo.

La segunda (observación) consiste en reflexionar acerca de que ese retraso, se quiera o no, creador de una cierta inestabilidad, es tanto mayor cuanto más larga haya sido la precampaña electoral, que provoca tensiones difíciles de aplacar después. A lo que procede añadir que un gobierno en funciones durante meses no genera precisamente confianza. Y quien lo discuta puede fijarse –eso sí: con un mínimo de objetividad– en los precedentes de varios ministros y del presidente don Pedro Sánchez.

En este punto, y siempre desde un punto de vista particular procede añadir que con lo expuesto no se pretende en absoluto criticar a un proceso democrático, sino –como se dijo– más bien comentar los posible s efectos colaterales que surgen, casi siempre, cuando algo se alarga demasiado. Y en este asunto hay un margen suficiente, si se ajustan los plazos, para evitar, o al menos reducir, los posibles efectos perjudiciales de todo el proceso. Pero la decisión final corresponde como es lógico en democracia, a la mayoría.

Hay un dato más que opinar sobre lo que se considera “retraso”. Algo muy criticado por la oposición gallega ha sido el que se refiere a la formación de la nueva Xunta. Lo que no sólo causa incógnitas entre los conselleiros actuales y quizá exageradas esperanzas para quienes ambicionan ascensos en el escalafón. Algo muy frecuente en los partidos en tiempos de renovación, pero que genera incomodidad, especialmente cuando se crea confusión por contradictorias declaraciones de quien tiene la capacidad de eliminar rumores.

(No es una fábula. Desde hace semanas, aunque en privado, algunos miembros del Ejecutivo autonómico expresaron cierta incomodidad por no conocer si continuarían o no en la Xunta “porque, de ser que sí, habría que empezar a trabajar cuanto antes”. Y no se trata de participar en juegos pregubernamentales: sólo de comentar lo que, aparte de los políticos con posibilidades, comenta no poca gente del común. Y como las respuestas tardan, aparecen las fake, a menudo mal intencionadas. Y eso no es bueno.)

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