Cuatro Cosas

Nada –oficialmente...– se sabe todavía acerca de cuándo Bolaños transmitirá a los socialistas gallegos el permiso oficial para que puedan, los de aquí, cumplimentar la ceremonia de designar al que debe llevar a cuestas el encargo de presentarse como candidato a la Xunta. Ya, sí, le designarán el encargo de llegar, ver y vencer, pero en este caso se conformarían con que ni le pase al PSdeG lo que al PSOE en las autonómicas de Madrid, que por poco no se encuentra en el ranking. ¿O ya no os acordáis...?

No es mala intención, ni ganas de incordiar, pero avecilla da cuenta de que –en el supuesto de que Ferraz no ordene lista única– habrá al menos dos, la de Besteiro, que de cara a la galería aún duda; y probablemente, si es que los poderes fácticos internos no le hacen la vida imposible, la de Gonzalvus, que tiene a su favor la aritmética electoral de cuando mandaba él y, además sigue, dicho sea de paso, recibiendo apoyos. Y está dispuesto a echar un pulso. Ojo.

Eso sí: su problema es que confía en el apparat y en su teórica neutralidad: se debe a la ingenuidad relativa que aún conserva a pesar de su exilio dialéctico en el Parlamento do Hórreo. Pero son en su mayor parte de palabra y por teléfono fijo –los móviles son más peligrosos–. Y en esta ocasión, al menos por lo que le soplan al pajarillo, no hay favoritos: consta que a Caballero II lo apoyarían no pocos en el suroeste y bastantes en el sudeste. Oh, yes.

Mientras, su probable oponente tiene a Lugo y el noroeste, pero ahí hay dudas. Del mismo modo que las hay en el lado presuntamente oficial. Anacleto no lo certifica, pero oyó que consisten en si renunciar al acta de diputado antes o después de las autonómicas, como hizo un poncio, entonces en Podemos. Así que serán divertidos el otoño, el invierno y parte de la primavera. Y, mientras, O Noso Presidente mira desde un palco el espectáculo y Lady Ana, desde otro, enfrente. Y, sonríen, dicen. ¿Capisci?

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