La amnistía que viene
Javier Cercas, que poco antes de las elecciones del 23-J explicaba en un extenso artículo por qué iba a votar a Sánchez, se despachaba hace poco con otro más elocuente, si cabe, en que se mostraba convencido de que el presidente no iba a comprar su investidura con una amnistía injusta, contraria a la democracia, a la igualdad y al mantenimiento del estado de derecho. Todas sus razones son no solo también las mías, amable lector, circunstancia que carece de toda importancia por provenir de persona conservadora y de derechas, sino también las de la mayoría de la vieja guardia del PSOE, de Page y de millones de votantes.
A una y a tantos como una que consideramos a Pedro Sánchez capaz de todo con tal de seguir en el poder, nos sorprende poco que se pliegue de nuevo, como con la sedición y los indultos, al chantaje y la vergüenza que supone desdecirse una y otra vez con tal de mantener el poder, confirmando que sus convicciones no son solo coyunturales, al decir de Rufián, sino directamente inexistentes. Lo que sorprende es la ingenuidad suma de Cercas y de tantos otros como él, y solo cabe suponer que lo que el escritor hacía con su voluntarioso artículo era confundir la realidad con sus deseos.
La realidad es que desde que perdió las elecciones Sánchez sabía que iba a gobernar pasando por encima de lo que hiciera falta. Por eso, no con discreción, sino con falta absoluta de transparencia y con total secretismo y nocturnidad, compró su prevalencia en la mesa del Congreso, vendió a Batet y confirmó a la funesta Armengol, con la promesa de una amnistía escandalosa.
Desde entonces, todo su coro de propagandistas se esfuerza en subvertir el lenguaje, declarar ya el referéndum que fue no como ilegal sino tan solo unilateral e intentar convencer a la buena gente que aún les escucha de que lo progresista es favorecer los intereses económicos, políticos, supremacistas y separatistas de unos pocos que derraman odio por todos sus poros. Después de la amnistía Sánchez tragará con todo lo que tenga que tragar siempre que le beneficie. Si le dejan.
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