Crónica Política

Un respeto, al menos

Javier Sánchez de Dios

Javier Sánchez de Dios

Se puede ver de otro modo, sin duda, y a buen seguro los coros que aún apoyan a la maltrecha coalición PSOE-Podemos lo descalificarán con sus malos modos habituales. Pero resulta evidente que la desconsideración de este Gobierno para con Galicia supera ya los límites de lo irrespetuoso para llegar a lo inadmisible. Y si ya es una falta de respeto a la comunidad el omitir información, o facilitar alguna con datos imposibles, como el caso del viaducto en la Autovía del Noroeste, o excluir a las dos gallegas de inversión para reparaciones, no se puede admitir que un “comisionado”, a quien se le encargó el proyecto del Corredor Atlántico de Mercancías convoque una reunión con empresarios para hablar sobre ello y omita la invitación a la Xunta.

Es más: parece sospechoso que el mismo día en que fue designado, a dedo, por Madrid para, supuestamente, acelerar los trámites del Corredor, convoque el 5 de julio, a poco del comienzo –oficial– de la campaña para las generales, “mueva” el asunto convirtiéndolo probablemente en un instrumento electoral. Y no vale la pena hacer gestos ni aspavientos de disconformidad con lo expuesto: el refranero ya recomendó aquello del “piensa mal y acertarás”. Y ya puestos, quizá no extrañe añadir una tesis que ha circulado en algunos ambientes del Congreso según la cual el Corredor Atlántico “carecía de la demanda de uso que hiciera rentable la obra”. De ahí el misterio del dineros y los plazos.

No hay por qué creer esa teoría –según la cual la reunión del día 5 sería para calibrar la “rentabilidad” del proyecto–, ni aplicarle el argumento de la antigua sabiduría, pero es lo cierto que algo huele raro en tanto retraso aquí mientras al otro lado de la Península Ibérica, otro Corredor, el Mediterráneo, ya en construcción y que, como las ciencias, adelanta que es una barbaridad. Punto este en el que conviene recordar aquel escrito de la CEOE de Cuevas a Zapatero –entonces presidente y hoy asesor áulico de Sánchez y estrecho colaborador de Maduro– pidiendo que las inversiones públicas se concentrasen en el Levante peninsular precisamente para obtener, según aquella patronal, el máximo rendimiento”.

Claro que, hablando de falta de respeto a Galicia, hay que añadir a lo dicho –que no es poco– otro ejemplo para demostrar que no hay manías ni victimismos. Se trata del traslado, noticia que acaba de publicar este periódico, a las sedes del Instituto Español de Oceanografía en Cádiz y Palma de Mallorca de los puestos de dirección y vicedirector de Investigación. La decisión, que sitúa en esos cargos a personas que actualmente están en Madrid, puede formar parte de la ocurrencia del Gobierno de Sánchez de “descentralizar” la capitalidad de las instalaciones públicas, al igual que –también FARO lo publica– de trasladar Pesquerías y Cultivos a Santander y Murcia.

Y sí, es una falta de respeto, a Vigo –el mayor y mejor puerto pesquero de España- y a Galicia, la potencia más importante de la Península en ese sector, poco menos que desmantelar el IEO vigués sin más motivo que la excentricidad –en todos los sentidos– de la coalición gobernante. Y lo más insólito es que eso se haga sin que la autoridad municipal abra la boca en defensa de la permanencia de un centro de tanto prestigio y la Xunta aparente no darse por enterada. Hay veces, expuesto con el mismo respeto que sinceridad, que ni acaba se entenderse a qué se dedican algunos políticos, además por supuesto de vanagloriarse de sus éxitos y de callar determinados asuntos de interés general cuando fallan, o ni siquiera intentan por lo que parece, excusarse. Por eso se pide, en general, al menos un respeto para Galicia.