Pues sí, sí, avecilla rehúsa certificar el rumor que contó el otro día Anacleto acerca de una especie de pacto entre caballeros. Sería “de sucesión intervivos” para alternar la Alcaldía de Santiago entre el actual corregidor, señor Bugallo, y el senador Leiceaga, que vino allí para reforzar la causa psoeciata en la capital de este antiguo Reino. Por supuesto, si la aritmética y la política dan de sí y el PP de allí no acaba con el rollo: sus traking son OK. Jo...

El pájaro oyó –y leyó– el ruxerruxe y mandó recado de “Calma, Catilina”, pero no llegó a tiempo. No desmiente la posibilidad, pero admira al alcalde actual y sabe que no se presta a enjuagues y que, si gana, cumplirá su mandato. Cierto que un acta en la Cámara Alta no lo deja así como así y Leiceaga tiene un curriculum brillante, aparte de conocer bien el consistorio capitalino, pero aún no es su turno y, por tanto, le toca esperar. Y con mucha paciencia. Ojito...

(Conste que Santiago, como Ferrol e incluso Lugo y Ourense, son objetivos alfonsinos, y O Noso Presidente tiene datos que confirman la posibilidad, aunque lo de “probable” es mucho decir. Sus gurús, de los que no debería fiarse demasiado, le anuncian un éxito importante en una diputación –aparte Ourense, que es especial– contando con una bajada del PSdeG que le permitiría la reconquista al no ser bastante la suma con el BNG, pero –dijo el oráculo– chi lo sa. ¿No?)

Hablando de otra cosa, el pretor Besteiro empieza bien: esta mañana está prevista una entrevista con las familias de los fallecidos en el desastre del “Villa de Pitanxo”. Será en Pontevedra, lo cual es un detalle de Xotaerre a tener muy en cuenta, porque el colectivo espera de él un trato más humano y menos burocrático que el recibido de su antecesor. Y Besteiro, que es político de fino instinto, sabe dónde hay truco y dónde no. Y, ahí, no. ¿Capisci...?