Empezar con pies de plomo en lugar de con demasiada expectación

José Manuel Otero Lastres

José Manuel Otero Lastres

En el aforismo 78, titulado Comenzar con pies de plomo, de su conocidísima obra “El arte de la prudencia”, escribió Baltasar Gracián que “La necedad siempre entra de rondón, pues todos los necios son audaces. Su misma estupidez, que les impide primero advertir los inconvenientes, después les quita el sentimiento de fracaso. Pero la prudencia entra con buen tiento. Sus batidores son la Observación y la Cautela; ellas van abriendo camino para pasar sin peligro”. Y concluye “hoy hay muchos bajíos en el trato humano y conviene ir siempre con la sonda en la mano”.

En el aforismo 19, que Gracián titula No comenzar con demasiada expectación, dice: “Es un chasco frecuente ver que todo lo que recibe muchos elogios antes de que ocurra no llegará después a la altura esperada. Lo real nunca puede alcanzar lo imaginado, porque imaginarse las perfecciones es fácil, pero es muy difícil conseguirlas”.

Vienen a cuento lo que antecede porque dos políticos gallegos han optado por seguir uno de esos caminos contrapuestos.

El de “comenzar con pies de plomo” se lo atribuyo a Núñez Feijóo. Como seguramente sabrán, está bastante difundida la idea de que el líder actual del PP no concurrió a las primarias del partido cuando contendieron Soraya, Cospedal y Pablo Casado porque alguien de su propio partido lo presionó con una foto de 1995 a la que no hace mucho se refirió Sánchez.

Sé de muy buena tinta que esta interpretación es del todo inexacta. Feijóo decidió no presentarse porque consideró que su desembarco en el PP nacional no era necesario. Por aquel entonces la economía española había sido enderezada gracias al Gobierno de Rajoy y todavía no tenían peso a nivel gubernamental los políticos populistas. La política nacional de entonces no exigía de los líderes carismáticos del PP que salieran en socorro de nuestro país. La valoración de las cosas llevó a Feijóo a decidir que, aunque pudiera perder para siempre el tren de contender por la presidencia del Gobierno de la nación, era mejor continuar al frente de Galicia.

Como las cosas eran muy distintas cuando, tras la marcha de Pablo Casado, aceptó liderar al Partido Popular. La política general de España en aquel momento y sobre todo el estado de nuestra economía reflejaban una situación casi de emergencia a la cual un político de su acendrado sentido de la responsabilidad no podía regatearle su dedicación y su esfuerzo.

Por eso pienso que actuó con pies de plomo, porque la observación, la cautela y la prudencia le aconsejaron cuál era el momento de aceptar la propuesta de su partido y ponerse al frente del principal partido de la oposición.

El tiempo que lleva en la política nacional confirma que lo está andando con pies de plomo. Estoy seguro de que ya habrá podido comprobar que hay “fuego amigo” (y me atrevo a decir que con munición de grueso calibre) y que, a la vista de la gran acogida que tuvo en el electorado el llamado “efecto Feijóo”, el nerviosismo que genera en el partido socialista ha puesto en marcha contra él una doble estrategia. No han dejado de denigrarlo desde el Gobierno con todo tipo de insultos y últimamente están difundiendo entre el electorado que Feijóo si no tiene un excelente resultado el 28 de mayo, será sustituido por Díaz Ayuso. La atención que el presta el Gobierno a Feijóo parece haberse convertido en obsesión, lo cual demuestra que es un adversario muy temido.

Hay, sin embargo, miembros destacados del partido socialista que están al margen de las consignas de su partido, los cuales han reconocido públicamente el impacto que sigue teniendo Feijóo en la política nacional. Así, el presidente de Castilla-La Mancha y candidato del PSOE a la Presidencia de la Junta, Emiliano García-Page, ha declarado a La Razón que Feijóo ha supuesto un claro impulso a las expectativas electorales de su partido. “Con él –añadió García Page– se han revolucionado las expectativas del Partido Popular y su llegada a Madrid ha cambiado las expectativas de la derecha y de todo ese espacio político, de tal modo que ahora mismo la contienda electoral vuelve a jugarse más en el centro que en los extremos”.

Pero señalaba con anterioridad que había otro político de Galicia que había optado por “comenzar con demasiada expectación”. En efecto, acaba de presentarse en Madrid, a bombo y platillo, una nueva coalición llamada “Sumar”, a cuyo frente está la vicepresidenta Yolanda Díaz. En esta formación apenas figuran políticos nuevos con ideas innovadoras para encauzar la voluntad popular y mejorar la participación en la vida política. Por el contrario, en “Sumar” figura un conjunto de antiguos políticos que se sienten desplazados en sus formaciones originarias o que ya no encajan en ellas, y que ofrecen los mismos remedios de siempre (los del comunismo o el populismo) con la sola singularidad de han adoptado un nuevo nombre, el mencionado “Sumar”, para que todo siga igual, en un claro ejemplo de “gatopardismo”.

Desconozco cómo le irá a los dos políticos mencionados. Alberto Núñez Feijóo, que para mí comenzó con pies de plomo, sigue levantando muchas expectativas. El discurso que dio hace poco en Aragón es de lo mejor que se ha hecho desde el Partido Popular en los últimos tiempos. De la formación “Sumar”, en cambio, es tan reciente que apenas tenemos referencias, salvo la de la crear para su presentación una especie de campaña comercial de “intriga” con notas del “parto de los montes”. En efecto, la conocida fábula de Esopo relata que los montes dieron signos de estar a punto de dar a luz causando gran expectación ante lo que podía suceder y los montes acabaron por parir un pequeño ratón.

A partir del 28 de mayo hablará la ciudadanía e irá mostrando cuáles son sus preferencias. Entraremos en la política real más allá de las encuestas y de las imágenes mediáticas y podremos valorar lo que de verdad piensa la ciudadanía.