Elogio respetuoso del gorrilla
Un gorrilla es esa persona que nos ayuda a encontrar dónde aparcar, o en un aparcamiento inhóspito nos instruye en el manejo del descampado. La etimología de gorrilla se presta a matices, pero, optando por la más favorable, cabría decir que es alguien con gorra de autoridad aunque benigna, al depender de la que la voluntad de cada uno le reconozca. En correspondencia, el gorrilla solo cobra la voluntad.
En mi opinión, la actitud de distintos individuos ante el gorrilla da la medida de su idea del respeto al trabajo ajeno y de su concepto cívico. Personas muy pomposas y gente cafre suelen coincidir, paradójicamente, en su desprecio hacia el gorrilla. Ahora que tanto se habla de colaboración público-privada en la economía, la figura del gorrilla se erige de ejemplo soberano, al ser su naturaleza a la vez pública y privada. Diríamos que el gorrilla es lo contrario de la burocracia.
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