Cuatro Cosas

Oído: lo del PNV y Galicia –o al menos eso es lo que le cuentan a avecilla– empezó con Feijóo y puede acabar de otro modo. Porque es cierto que lady Ana y su equipo tienen buenos amigos allí, pero también lo es que en términos políticos hay algunos recelos. En Vitoria no acaban de fiarse del BNG, entre otras cosas porque en su cuadro de asesores no están convencidos de que, a efectos prácticos, valga la pena arriesgar otras amistades. Y lo de Bildu escuece. Ojo...

Cierto que eso ya os lo contó avecilla en su momento, pero desde entonces la liaison se ha enfriado bastante. Sobre todo, porque –parece– la retórica del diputado nacionalista gallego en el Congreso gusta cada vez menos. Se considera en la parte peneuvista más conservadora –o sea, de la derechona vasca, que es de caralho– que está demasiado cerca de la izquierda de allí, que es su rival para lograr, por fin, una mayoría absoluta y alejarse un poco de este PSOE actual. ¿Eh?

Por su parte, Anacleto, que está en otro frente como corresponsal en la guerra que traen Montero (Irene) y Belarra para cortarle las alas a Yolandinha –Díaz–, da cuenta de que la cosa cada día echa más humo. La vice y ministra de Trabajo es apoyada por Moncloa para limitar las ansias podemitas porque la creen más moderada, lo que demuestra lo mal que la conocen en el staff de Bolaños. Pero como la estrategia –para espanto de colegas– es sólo cosa del jefe, firmes. ¡Ar!

Mientras todo esto sucede con la mirada de poncios y petrucios puesta en las generales –para las que faltan unos nueve meses, parece–, a plazo inmediato siguen las apuestas acerca de qué ocurrirá con el ministro del Interior, el perínclito Marlasca, que se ha convertido en el azote del PP, de Vox y de la Guardia Civil, y que sólo, dicen, le teme a la galaica “Anita Dinamita”, que reparte leña a tope. Y en el PP, felices. ¿Capisci?

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