Crónica Política

Un paso adelante

Javier Sánchez de Dios

Javier Sánchez de Dios

En un momento como el que se vive, tan escaso de buenas noticias –o al menos de alguna esperanzadora– aumenta la posibilidad de que cualquiera que no tenga aspecto negativo se acoja como el santo advenimiento. De ahí que, desde la opinión personal, convenga destacar en su justa medida el anuncio de que el señor Rueda Valenzuela, titular de la Xunta, va a entrevistarse dentro de pocos días con la presidenta de la Comisión Europea, doña Ursula von der Leyen. Una cita de extraordinario potencial –aunque la prudencia aconseja esperar y ver, antes de echar las campanas al vuelo– porque es el primer presidente autonómico que expondrá directamente las necesidades de su comunidad.

Además, seguramente podrá explicar, porque la circunstancia coincide con la información de FARO DE VIGO, la postura conjunta que España y Portugal anuncian para que la Unión, a su vez, intervenga cerca de Bruselas para resolver la actitud de Francia con respecto a “sus” deberes con el Corredor Atlántico y respete las fechas, por más que teóricas, para rematar las obras. Dicho cuanto precede, cualquier observador avezado ha de reconocer que es un paso adelante en las reivindicaciones gallegas, y puede que decisivo. La señora Von der Leyen tiene fama de saber escuchar, y aunque su presidencia no es todo lo ejecutiva que cualquiera desearía en el caso de que mostrara una actitud favorable a los intereses de Galicia, la esperanza debe alentarse.

Entre otras razones, por la menos seria: porque ahora mismo no hay otra cosa mejor. No parece discutible que alguien pueda aburrirse de la insistencia con la que este ciudadano que les escribe apela a la urgencia de un acuerdo –siquiera mínimo, pero concreto– de la sociedad gallega para lograr objetivos estratégicos que la coalición PSOE-Podemos regatea –en versión menor: la mayor sería “niega”– con tozudez. A partir de esa situación, sería excelente que el Parlamento gallego hubiese adoptado una postura –común– de respaldo al presidente Rueda, no tanto por necesidades político-aritméticas cuanto como gesto de apoyo a lo que haya de exponer la primera autoridad gallego a la señora Von der Leyen.

Cierto que la circunstancia preelectoral hace muy poco viable esa posibilidad incluso después de la reunión, pero nada se pierde con plantearla. Sea como fuere, la oposición gallega debería tener en cuenta la “variante Urkullu”: a pesar de que el lehendakari está en las antípodas del presidente de la Xunta, colabora y “aprieta” sobre el Corredor. Es verdad que juega pensando en los intereses de Euskadi, pero eso no le impide colaborar para lo común: habrá que tomar nota. Sobre todo, si se tiene en cuenta que los comicios son meramente locales, aunque hay partidarios de considerarlas como una especie de oportunidad para ir tomando posiciones de cara a las autonómicas y, antes aún, a las generales. Es un error, pero las legítimas ambiciones de quienes crecen en intención de voto provoquen un marco más amplio del que corresponde. Pero ya se sabe que las cosas, sobre todo en política, no siempre salen como –al menos en opinión personal– deberían salir, pero el resultado, cualquiera que sea, sirve para aprender.

El propio presidente declaró los objetivos principales que le llevan a la capital de la Unión Europea, con especial referencia al Corredor Atlántico de Mercancías, y a otros asuntos de infraestructuras. Pero además citó que tiene intención de hablar sobre la pesca, algo especialmente oportuno dada la situación del sector. Cabe al menos esperar que la responsable europea no sólo lo escuche, sino entienda así lo mucho que se juega Galicia. Quien espere algo más seguramente quedará defraudado, a pesar de que conozca los entresijos de la UE. Ahora sería el momento para que los eurodiputados gallegos hiciesen piña, pero suena improbable: hasta allí llegan los efluvios de la precampaña.

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