Ya se ha cumplido un año desde la invasión de Rusia a Ucrania sumiendo al pueblo ucraniano a una destrucción física que la vemos a diario en los medios de comunicación y causante de muchas pérdidas de vidas humanas de forma indiscriminada entre la población en la que no mueren solamente soldados, sino también civiles, incluyendo ancianos, niños y a cualquiera que pillen en su vivienda, escuela, hospital o en una acera de cualquier ciudad de Ucrania a través de misiles que provienen de la zona rusa a la que los ucranianos no pueden responder, con medios similares sin que sea amenazada con una guerra nuclear.
La persona responsable de esta acción bélica es en esencia una persona que se erige en el último autócrata que a través del poder se liquida todo atisbo de democracia en su país, pero que me ha hecho reflexionar sobre su competencia como líder de un país tan honorable como puede y debe ser Rusia, cuyo pueblo no se merece tenerlo como presidente basando la esencia de su liderazgo en la más rancia de las ambiciones que es el nacionalismo implícito de la Gran Rusia, alimento de los dictadores para sumir a sus pueblos en la servidumbre total.
Digo que dudo de la competencia del dictador que proviene de la rama más impura del funcionariado comunista ruso, porque siendo el presidente del país más grande del mundo, donde probablemente resida una gran mayoría de los recursos minerales y naturales que un país puede disponer, cuál es la necesidad de embarcar a su pueblo en una guerra contra un país, pequeño que no le va a suponer más que quebraderos de cabeza y de paso perder como clientes excepcionales a una zona del mundo tan avanzada y con poder adquisitivo como es Europa que desde la caída del muro de Berlín está más que demostrado facilitó a Rusia salir de los supermercados vacíos, nula productividad en sus industrias, carencias tecnológicas en casi todos los sectores y aislamiento provocado, todo ello por un régimen comunista que demostró con creces su incapacidad de progreso y libertad.
Rusia puede a través de la paz, el concierto, la colaboración, el comercio, la cooperación científica y cultural tener muchas posibilidades de ser un país admirable y de adecuada reputación, pero tiene que quitarse de encima un incompetente que tira por la borda las enormes fortalezas rusas.
