La lluvia no espanta al turismo

Ceferino de Blas

Ceferino de Blas

El turismo se ha apoderado de la ciudad, y estas navidades se han superado las previsiones y los registros de años anteriores en que la llegada de visitantes ya fue masiva. Procedentes de Galicia y de todas las autonomías. Pero la mayoría de los días, Vigo parecía más una ciudad portuguesa que española, porque se oía hablar la lengua de Camões por todas partes.

Hay quien asegura que al genio lusitano se le pintó una sonrisa en la cara, sin molestarse en exceso porque le invadieran su espacio de la plaza de Portugal que preside, con una pista de patinaje. Cuentan que muchos de los niños portugueses que se lanzaron a patinar mientras se deslizaban lo vieron sonreír.

No importó la lluvia, y que este año fuera el más lluvioso desde hace muchas navidades, después de sufrir una amenaza seria de sequía. Las previsiones decían que si no llovía durante dos meses no se recuperaría la capa freática y entraríamos en riesgo de aridez. Por fortuna, la meteorología nos ha sido propicia y Galicia, y Vigo, no han dejado de ser lo que eran: una esquina del noroeste donde llueve.

La lluvia no disuadió a los visitantes, que entraban por riadas en todas las calles donde había luces con parecido entusiasmo a un día de sol. Tenía razón Alberto Durán, personaje muy vinculado al mundo marítimo y al transporte de viajeros, heredero de un apellido que dominó durante un siglo este sector capital de la economía viguesa, como consignatarios de la Mala Real Inglesa, la compañía más antigua e importante que operó en el puerto de Vigo. En uno de sus barcos hizo Mata Hari el último viaje entre Inglaterra y Vigo, antes de desplazarse a París donde fue fusilada por espía.

Habían atracados dos cruceros, y llovía abundantemente, por lo que un vecino se lamentó ante Alberto Durán del mal tiempo que castigaba a los turistas, y este le respondió: “No hay problema, los ingleses están acostumbrados a la lluvia”.

“Hace 95 años, en 1928, llegaba a Vigo el primer crucero que transportaba turistas de Nueva York, el ‘France’, en un día con un tiempo espantoso”

Debe de ser verdad, porque hace 95 años, un día como anteayer (14-1-1928) llegaba a Vigo el primer crucero que transportaba turistas de Nueva York. Era el “France”, con 422 neoyorquinos, que regresaban a su país después de una excursión por Europa.

Habían llegado a las seis de la mañana en un día espantoso. La niebla no dejaba ver los montes del otro lado de la bahía y no cejaba una lluvia impertinente. “Lo más inadecuado para recibir al primer crucero con turistas neoyorquinos que llega a Vigo”, se oía comentar.

Pero no se inmutaron. Casi todos desembarcaron para conocer la población o hacer excursiones por los alrededores de la ciudad. Muchos de ellos, en automóviles, marcharon a Santiago de Compostela. Parecía que la lluvia no les importase, aunque los vigueses sentían que no pudieran disfrutar del tiempo magnífico habitual en Vigo.

A las ocho de la noche, el “France” levaba anclas y salía con destino a Casablanca, para continuar después viaje a los otros puertos del crucero y terminar en Nueva York, el 5 de febrero.

Es evidente que existe una relación directa entre el estado del tiempo y la respuesta turística. Los refugios del gran turismo son las áreas donde brilla el sol.

Pero la respuesta de los visitantes que han invadido la ciudad a lo largo de casi dos meses, en especial los portugueses, demuestra que Vigo ha superado en navidades el turismo estacional. Por mal tiempo que hiciera, no ha disuadido a los tenían intención de venir.

Lo que demuestra que las navidades son un reactivo irresistible para mucha gente, y se han implantado como una de las épocas de mayor atractivo de la ciudad. Lo que equivale a que Vigo ha captado el turismo de invierno. La lluvia no lo espanta, cuando el impacto que lo genera es superior al efecto negativo de la meteorología.