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Cuatro Cosas

Lo que es despiporrante, al menos según varios especialistas ferroviarios que han prestado declaración en el juicio por la catástrofe de Angrois, es que, como suele ocurrir en estas tierras carpetovetónicas, los políticos callan “por si acaso” y ninguno de los que estaban en el machito osa asomar la nariz. Y, según oyó el pajarillo cantor a uno de los honrados –que también los hay–, eso obedece solamente al temor de que se sepa la verdad. Jo...

Algo parecido, y también trágico, ha pasado con el naufragio del Pitanxo, el comportamiento del gobierno petrusiano y sus adláteres y el misterio que, casi un año después de ocurrido, se mantiene acerca del proceso seguido para la investigación. Que parece que incluye un contrato mercantil para bajar al pecio, pero que casi nadie –y menos las familias: es increíble– conoce. Y es que, siempre según la confidencia, en este país “se está perdiendo hasta la vergüenza”. ¿No...?

El petrucio, aún en activo en la res publica galaica, en el lado de babor, charlaba –parece– en un céntrico café herculino con un colega de menor rango y ambos coincidían en que la cosa ferroviaria tiene pinta de acabar endosándole responsabilidades a los dos acusados “y aquí paz y después gloria”. Aunque mantienen la esperanza de que la jueza de la causa haga justicia con mayúscula. El problema es que su señoría tiene que juzgar los hecho probados. ¿Eh...?

Anacleto, que en sus años mozos estuvo a punto de hacerse anarcosindicalista, tercia en el asunto y asegura que el “papelón” que está haciendo el equipo de Moncloa le puede costar no sólo la derrota electoral, sino consecuencias aún más severas cuando dejen el poder y si el PPresidente Feijóo los sustituye y cumple lo que ha dicho de anular algunas de las leyes contra natura que aprobaron estos. Y por varias de las cosas que hicieron al calor del poder. ¿Capisci...?

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