Crónicas galantes

Peligro: ancianos

Ánxel Vence

Ánxel Vence

Dos ancianos caminan encorvados apoyándose en un bastón. Nada más normal, de no ser porque se trata de una nueva señal de peligro con la que la Dirección General de Tráfico pone en alerta a los conductores. Hay quien se lo ha tomado a mal.

Se rumoreaba ya que los mayores son un peligro al volante, pero no que también puedan serlo en calidad de simples peatones.

Naturalmente, hay que entender que los que corren peligro son los viejos; aunque del triángulo de aviso ideado por Tráfico pudiera deducirse que son ellos quienes ponen en riesgo al automovilista. De ahí que algunos gerontólogos opinen –quizá exageradamente– que se les falta al respeto. No ha de ser esa la intención de la autoridad al mando.

Son confusiones propias de las señales de carretera, que resumen los conceptos en un dibujo, al igual que sucede con los actuales emoticonos en internet. Nunca sabe uno qué es lo que le quiere decir exactamente su interlocutor cuando le envía un emoji por WhatsApp. Los menos perspicaces dudamos a veces si lo que no están mandando es un beso o a tomar por salva sea la parte.

En lo que afecta al tráfico viario, las señales se dividen para muchos automovilistas en prescindibles, curiosas y/o recreativas. Mayormente en Portugal, donde es fama –a todas luces, injusta– que nuestros vecinos y amigos tienden a no hacer mayor caso de tales informaciones.

"Se rumoreaba ya que los mayores son un peligro al volante, pero no que también puedan serlo en calidad de simples peatones"

Al género recreativo en materia de señalética corresponde, sin duda, la de los abuelos con bastón que, a decir verdad, no deja de tener su gracia. Seguramente la urdió un creativo con imaginación, tan necesaria en estos tiempos grises.

Infelizmente, la idea ha molestado a algunas asociaciones de gente de cierta edad, que encuentran inapropiado el uso del bastón como referencia añosa. Alegan que la vejez ya no es lo que era y que hay por ahí mucho anciano jovial y hasta deportista. Razón no les falta, si bien hay que admitir que la imagen de un señor corriendo o haciendo pesas induciría a confusión sobre lo que quiere representar la señal.

Lo propio de las señales –y más en el caso de las de tráfico– es dar una información claramente telegráfica sobre el peligro del que avisan. En Rusia, por ejemplo, existe alguna en la que se advierte del paso de tanques por la carretera con el dibujo de un carro de combate. Nada más natural en las actuales circunstancias.

Más curiosa resulta aún la que advierte de la amenaza de desprendimientos de vacas, utilizada al parecer en México, donde usarían el pictograma de una res despeñándose al vacío. Otras, más desesperantes, alertan al conductor cuando está llegando a una zona de paso de tortugas.

Las señales hablan también del prestigio de las lenguas. Se mantiene en España alguna indicación claramente anglófona como la de STOP, que algunos se saltan por estar poco duchos en idiomas. Lo curioso es que solo en las antiguas colonias de América se han animado a traducir el mensaje, con un españolísimo PARE o ALTO sobre el octógono rojo de fondo.

Vistas esas y otras curiosidades, no parece haber motivo alguno para que la gente de edad se enfade por la nueva señal de los ancianos con bastón. Aunque no quede claro si el peligro son ellos o el que va al volante.

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