Tribuna LIBRE

Las personas trascendentes no se buscan, la vida te las presenta

Miguel Á. Piñón Cimadevila*

A la Dra. Amalia Lloria Bernacer

Hace ya muchos años, cuando finalicé los estudios de Medicina, coincidí en el Hospital Provincial con una mujer excepcional que el destino puso en el camino de mi ejercicio profesional; una persona maravillosa, de las que se entrega en cuerpo y alma para satisfacer las necesidades de los pacientes y compañeros; que te facilitan tu trabajo y dignifica la profesión con las cosas bien hechas.

La Dra. Amalia Lloria Bernacer es de esas personas especiales que dejan huella, con las que tienes la seguridad de que, cuando estás en su presencia, te va a proporcionar justo lo que necesitas en cada momento con el fin de conseguir los mejores resultados: preparación y conocimiento científico, una mirada cómplice, apoyo, serenidad, palabras simples, sabias y justas, un silencio que acompaña, o un abrazo perenne, de los que sigo saboreando cuando recuerdo los agradables momentos de nuestra actividad profesional.

Escribo hoy sobre una mujer, médico y compañera singular, la Dra. Lloria, para la que la palabra egoísmo carece de sentido; que solo disfruta cuando todo el mundo está atendido; que te dice mucho con solo mirarte; que siempre se interesa y pronuncia las palabras de apoyo que precisas. Una persona de sonrisa perfecta, no solo por lo que se ve, también por lo que se siente y el efecto que te produce.

¡He aprendido tanto en el tiempo que he trabajado con ella!; me siento tan afortunado y agradecido de que haya pasado por mi vida, que el mejor homenaje que le puedo ofrecer es manifestarle mi cariño, gratitud y orgullo por compartir nuestro ejercicio profesional; tiempo en el que fui feliz y, sigo siéndolo ahora con los recuerdos, sin olvidar la seguridad y tranquilidad que me proporcionó en mi actividad como cirujano y en las veces que fui su paciente,

Los que tenemos la suerte de conocer o haber conocido a una persona así ¿a qué esperamos para transmitirle la enorme gratitud y reconocimiento que se merece?

Lo suyo fue la tenacidad, la solidaridad, la empatía, la humildad y un profundo humanismo y conocimiento científico en el ejercicio de la medicina y, el saber ser y estar en su Hospital y en su Servicio de Anestesia y Reanimación compartiendo profesionalidad con sus compañeros y delicadeza y compromiso con los enfermos y familiares

Con su ejemplo, nos reafirmamos en el orgullo de ser médico. El otorgar atención al paciente, con conocimientos y valores humanos es la mejor nobleza que uno puede brindar y, el saber que se venció la enfermedad o mitigó el dolor, es la mayor satisfacción para quien ejerce esta noble profesión.

En momentos en los cuales la carencia de valores agobian a la humanidad, aprendemos de nuestros maestros la dedicación y compasión por el que sufre y la búsqueda constante de la verdad; aprendemos de nuestros pacientes, maravillosos libros en donde adquirimos el mayor de los conocimientos, la gratitud y la nobleza y, recibimos de compañeros, como la Dra. Lloria, el impulso para seguir siempre adelante, sin dejar que nos venza el desánimo.

Me siento orgulloso de pertenecer a una profesión donde aún es importante la ética, el compromiso con los demás y la capacidad de sacrificio. Es también la profesión de dos de mis hijos, y de dos de mis nueras y me reconforta que puedan ejercerla compartiendo valores asociados a la condición de ser médico, como los que vivió la Dra. Lloria.

Nuestra profesión nos permite soñar con un mundo mejor, en el que es importante el conocimiento, la experiencia y el humanismo y, en el que la búsqueda de la verdad aparece diariamente. Ser y ejercer de médico es un compromiso diario con la dignidad, con la ciencia, con el progreso y con las bondades del ser humano. Quizá sea por ello por lo que es una profesión aún valorada y en la que se confía.

La Dra. Lloria Bernacer, Amalia para nosotros, fue portadora de sólida formación científica y arraigados valores humanos que trasmitió a compañeros y pacientes. Orgullo de nuestra profesión y ejemplo de comportamiento vital.

Amalia, gracias por ser como eres, por lo que nos has enseñado compartiendo entrega, afecto y conocimientos, que se tradujeron en permanente motivación entonces, y nos reconfortan hoy. Gracias por tu ejemplo de vida, tu apoyo, tu amistad, tu compañerismo y por haber sido mi médico cuando te necesité.

*Doctor en Medicina y Cirugía, exjefe de Servicio de Cirugía general y aparato digestivo del Hospital Provincial y del Complejo hospitalario de Pontevedra y actual director de la Escuela de Enfermería de Pontevedra

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