Crónica Política

El (otro) Corredor

Javier Sánchez de Dios

Javier Sánchez de Dios

Parece muy probable que aquellos –que los hay– que aquí se conforman con cualquier cosa, decidan convertirse de nuevo en la clase animadora de algunas decisiones de terceros que, a poco que se analicen, aumentan la dependencia del Oeste peninsular con respecto al Este. Y como Galicia está donde está, no queda otro remedio que fijarse bien y reclamar compensaciones que aminoren las desventajas, porque cada día está más claro que, por sí misma, esta tierra tendría que esperar demasiado antes de lograr la igualdad. Y no están los asuntos, la verdad, como para la paciencia infinita, porque la otra ya hace demasiado que se ha gastado. En vano, conviene añadir.

De ahí que, como siempre desde la opinión personal, sería útil una lectura –interesada, por supuesto, pero también necesaria– de cuanto se ha publicado en este periódico acerca del “otro Corredor”, curiosamente previsto y ya acordado para el Mediterráneo. Es el llamado “del hidrógeno verde”, que unirá Barcelona con Marsella, y que convertirá, parece, a España en una especie de puerta de entrada de esa energía renovable más aprovechable y limpia de cuantas aparecen en el horizonte. Una decisión tomada entre tres Estados, Francia, España y Portugal.

Algunos observadores aseguran que este otro Corredor beneficiará a todo el continente, pero sobre todo a Francia, que lo propuso después de negarse a la alternativa, más conveniente para los otros dos países y que transcurriría por tierra. La sorpresa, en cierto modo, llega con el anun cio de que Lisboa se une a París, Madrid y sobre todo Barcelona y Marsella; decisión que, según algunos expertos en desilusiones, constituye un riesgo estratégico añadido para Galicia: la posibilidad de que las vías de comunicación terrestre más modernas, y que llevaban al norte de Portugal y esta tierra a Europa con rapidez, cedan, al menos calendario, ante una, Lisboa-Madrid-Barcelona.

No se trata de confundir el culo con las témporas ni de inventar teorías absurdas; cuando el dinero anda por medio, ninguna oportunidad se descarta, y ese trayecto es más directo, y barato, que el anterior. El riesgo es que, como las fichas de dominó, al Noroeste peninsular, y al norte también, no les quede otro remedio que jugar como los espectadores en el póker: mirar y dar tabaco. Porque incapaces, al menos en apariencia, de hacer algo juntos en beneficio de sus habitantes, las equivocadamente denominadas “fuerzas vivas” volverán a enterarse tarde de lo mal que le va al país con este Gobierno –aún peor, bastante peor que con otros–, y cuando quieran reacciones será demasiado tarde.

Item más; demostrarán de nuevo su incapacidad para hacer lo que en el Levante aparentan coser y cantar: que empresarios, sindicatos, partidos políticos, círculos de opinión e incluso la idiotez ésa de los influencer trabajan juntos y por eso obtienen los logros que consiguen. Y de paso desmienten un tópico que aquí se usa como justificación de los fracasos: que Galicia no suma la población suficiente que otros usan como palanca. Pues bien, habrá que contabilizar a los moradores de otro modo, y sumar en el Noroeste a gallegos, asturianos y portugueses del norte, además de los Castilla/León y, cuando quieran solidarizarse, porque les conviene, también los cántabros. Y de ese modo caerá la última de las excusas tras las que se ocultan los supuestos “vivos”. A ver si hay suerte y aparece alguien que se mueva.

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