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Tenemos un problema gordo con el acoso escolar

Se ha presentado (por fin) la Estratexia Galega de Convivencia Escolar 2025 y de entrada no puedo hacer más que valoraciones positivas, no porque el documento no tenga elementos claramente susceptibles de mejora, sino porque el problema es de tal dimensión que requiere una actitud constructiva y generosa por parte de todos. Atrás queda la postura negacionista de algunos políticos, empeñados en ponerse siempre a la defensiva y negar la mayor. Sí, señores, en Galicia tenemos un problema gordo con el acoso escolar y el ciberacoso, al igual que lo tiene el resto de España, Europa y medio mundo. Si no, para qué el Plan de Choque del que habla el citado documento. Tal y como viene advirtiendo la OMS, la OCDE o se recoge en el reciente informe elaborado por UNICEF (y que un servidor tuvo la honra de dirigir), al menos 1 de cada 5 adolescentes sufre acoso escolar en nuestro país, tasa que dependiendo del criterio utilizado podría ascender al 33,6% (33,7% en Galicia), justo lo que viene advirtiendo la UNESCO: 1 de 3 niños en el mundo sufre acoso escolar. Pero el problema no es solo de cifras o de si suben o si bajan, sino del impacto que el acoso escolar (y más todavía el ciberacoso) posee a nivel de salud mental y salud general para quienes lo sufren, con tasas de depresión e ideación suicida hasta 6 veces mayores. Así que es necesario entender el acoso de forma integral, como un problema de salud pública. Vincularlo al reciente Protocolo de Prevención, Detección e Intervención do Risco Suicida, me parece un gran acierto. Al igual que me parece un acierto apostar definitivamente por la detección e intervención Precoz, por la implicación de toda la comunidad (incluyendo al profesorado, a las familias e incluso a los medios de comunicación), o hablar explícitamente de la perspectiva de género y la diversidad afectivo-sexual, o de la necesidad de aplicar prácticas restaurativas, cuestiones que por desgracia hasta hoy realmente no se había hecho. Tenemos que dar el salto de una estrategia de protocolo, encaminada a depurar responsabilidades y resolver el expediente, a una estrategia que busque y consiga restaurar y mejorar la convivencia. No cabe duda de que estamos ante un documento serio y maduro, elaborado por alguien que sabe de lo que está hablando. Reconocer el problema y disponer de una buena hoja de ruta es una buena manera de empezar a trabajar. Pero no es menos cierto también que películas como ésta ya las hemos visto en otras ocasiones y que el papel lo aguanta todo. Véase por ejemplo la todavía vigente Ley 11/2010, de 17 de diciembre, de prevención del consumo de bebidas alcohólicas en menores de edad, perfectamente concebida, pero que nadie cumple. Sin entrar en las cuestiones a mejorar, que las hay, lo importante es que la nueva Estratexia sea eficaz, que realmente sirva para cambiar las cosas y que usted, que ahora lee esta humilde columna de prensa, pueda verlo. Claro que para ello habrán de cumplirse varios requisitos: que tenga un carácter integral (lo tiene), que implique a toda la comunidad (también lo tiene), que se dote de recursos, que tenga continuidad y que cuente con el compromiso de los políticos y el suficiente respaldo institucional. Eso está por ver. Aquí estaremos, porque hacemos falta tod@s!

*Profesor de la USC y miembro del Alto Comisionado de la UNESCO para la lucha contra el acoso escolar y el ciberacoso

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