Venía siendo una sana tradición que la Comisión Europea revisara la Política Pesquera Común cada aproximadamente diez años. Este ejercicio permitía que todos los que realmente estuvieran interesados en la pesca pudieran aportar todos los elementos de mejora que estimaran oportunos. Esto se hacía a través del conocido sistema de libros verdes que se supone estaban elaborados por expertos de los servicios de la Comisión. Recientemente la Comisión nos ha sorprendido con una manera de actuar a muchos, como ciudadanos, no nos gusta nada, desde una perspectiva europeísta y desde el convencimiento de que hoy, mucho más que nunca, hace falta la consolidación y reforzamiento de UE.

Pero parece que el Comisario de pesca y la directora general de DGMARE no tienen la más mínima intención de proceder a la revisión de la Política Pesquera Común. Por una vez y sin que sirva de precedente les voy a dar la razón, pero única y exclusivamente en esto. No hace falta tal revisión porque ya se la han hecho gratis. Existen dos importantes aportaciones al respecto publicadas por la editorial Wiley Blackwell y que además para orgullo de los gallegos, están magistralmente escritas por nuestro compatriota Ernesto Penas, antiguo director de pesca en la Comisión Europea. El primero de estos trabajos consiste en una publicación de 375 páginas en el que lleva a cabo un estudio crítico sobre la evolución histórica de la PPC. El segundo libro se titula ¿Quo Vadis Common Fisheries Policy? que debería de ser de obligada lectura para todos aquellos a los que le interesa la pesca desde un enfoque europeísta.

Ambos trabajos son esenciales para reflexionar sobre la deriva de la PPC, pero de manera especial el segundo de ellos. Por eso no es necesario que la Comisión encargue la confección de ningún libro verde: ya lo tiene a su disposición en esos dos volúmenes. Lo que desde luego procede tras la lectura de ambas obras, especialmente la segunda, es reflexionar y ya sobre las reformas necesarias de esta Política Pesquera Común que sin negar los progresos realizados hasta la fecha, parece ahora estar infestada de una rancia y sectaria ideología ecologista, que no anuncia nada bueno para el sector.

En el reciente contencioso sobre el arrastre, donde el sector parece haber tirado la toalla, causó especial preocupación que no se haya respetado el Principio de Proporcionalidad contemplado en la legislación comunitaria, y que la Comisión no haya consultado a los organismos de consulta contemplados en los Tratados: El Comité Económico y Social y el Comité de las Regiones. Al mismo tiempo parece confirmarse la enfermiza deriva para dar más valor representativo a ciertas ONGs, que a las verdaderas instituciones de representación democrática como son los parlamentos y los dos comités señalados.

La presentación de ¿Quo Vadis? es inteligente y el autor deja abiertos los temas tras exponer los problemas a los que ha de hacer frente la PPC si quiere cumplir sus objetivos. Hace bien en haberlo hecho así porque, aunque se puede adivinar muy bien lo que piensa es lo suficientemente hábil para dejar el balón en un sitio en el que cualquiera pueda chutar. Haría bien el sector pesquero español en posicionarse con visión de futuro sobre los temas que Ernesto Penas plantea si no queremos que nos arrolle el toro cuando embista.

Y es que el citado libro, posibilita que muchos podamos hacer interpretaciones a nuestra manera y según creamos conveniente. A mí particularmente me da la sensación de que la Comisión busca últimamente eslóganes, vacíos de contenido, pero que suenen bien. Por ejemplo y en aras a animar a la reflexión, los “Big four” que se plantearon en la última reforma, no van en la dirección de estimular el desarrollo de la PPC, sino que insisten en centrar el debate sobre el mantenimiento de una estabilidad relativa obsoleta y que ha hecho tanto daño a España. También permite interpretar que la Comisión cae en el vicio legislativo que en derecho se describe como “Summa Ius, Summa Injuria”. Es decir que estamos ante un serio riesgo de crear una maraña legislativa que crea más problemas que los que soluciona creados por un exceso legislativo. El libro ¿Quo Vadis? Deja claro que va a ser imposible pretender alcanzar el Rendimiento Máximo Sostenible para todos los stocks simultáneamente, que no es posible gestionar una pesquería donde hay que regular una miríada de stocks particulares. También queda claro (a mi juicio) que los problemas más recientes como la normativa sobre descartes y el problema de las “especies asfixiantes” (Choke especies) ha sido creado artificialmente por la legislación y ahora parece que la Comisión pretender que es necesaria más legislación para resolver los problemas creados artificialmente por la propia legislación comunitaria.

Por ello animo a la Comisión a que no haga ningún nuevo libro verde, sino que trate de responder a lo que ¿Quo Vadis Common Fisheries Policy? plantea y que procure que las soluciones propuestas pasen por las consultas democráticas previstas en los Tratados, y que trate de responder a cómo se puede conseguir alcanzar todos los objetivos contemplados en el artículo 39 del TFUE. Como decía el presidente Fraga: “nada conviene más a la legislación que una buena poda”.