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Ceferino de Blas.

Los paisajes de Chano Piñeiro

Los aficionados al cine están encantados con la película y el documental que reviven un terrible suceso ocurrido en el rural gallego en el año 2010. El documental pasó casi inadvertido cuando se estrenó en 2016, pero ahora con el éxito de la película “As bestas” se ha recuperado con toda la carga de angustia que le hizo ganar premios en varios festivales. Aunque por su exhibición minoritaria no había recibido los aplausos que merecía, porque es muy bueno.

Chano Piñeiro, en 1994 Cameselle

Se llama “Santoalla”, escenario de los antecedentes y el crimen que concentran el argumento de los dos filmes. Está dirigido por los americanos Andrew Becker y Daniel Mehrer, que siguieron la historia durante tres años.

Es magnífico por la densidad de los testimonios de los personajes implicados, la familia Rodríguez y los holandeses, y la enorme belleza paisajista que contrasta con la decrepitud de la aldea donde solo había dos viviendas ocupadas. El resto de las casas, que recuerdan un poblado más habitado, son un auténtico deshecho, sin tejados, con las paredes derruidas, en plena ruina.

En las dos únicas casas habitadas residen una familia nativa, los Rodríguez, de cuatro miembros, y una pareja de holandeses, Martin Verfondern y Margo Pool, que circulando por una carretera de montaña, en 1997, avistaron la aldea desde la distancia, les enamoró y se quedaron a vivir.

Fue una imagen idílica que duró los primeros tiempos, pero con el paso de los años, a causa de las iniciativas ecológicas y los proyectos para atraer más vecinos de los holandeses, se adensó el clima, comenzaron a distanciarse, después a incordiarse y finalmente a odiarse. Santoalla se convirtió en inhabitable.

El único lugar de paz de la aldea era una pequeña iglesia, que resiste en pie y es donde se rinde culto a Santa Eulalia.

La reclamación de la parte proporcional del rendimiento del monte comunal que sólo percibían los Rodríguez les llevó a juicio, y el fallo a favor de los holandeses aceleró el desenlace.

La película recrea lo acontecido, tamizado por un atractivo guión con maneras de thriller rural, que introduce cuestiones ajenas y no distorsionan la esencia de los hechos, pero es el documental el que refleja fielmente lo que sucedió en Santoalla.

La desaparición de Martín el holandés, cuando regresaba a la aldea en su todoterreno, que es abatido de un disparo y ocultado con el vehículo en un barranco lejano, se convierte en un misterio. Pero accidentalmente, una avioneta de apagar incendios detecta los restos del vehículo dos años después.

Así se descubre que el causante del crimen fue uno de los dos hijos del matrimonio, que sufría una minusvalía, y al que el hermano ayudó a ocultar el todoterreno y el cadáver, a los que prendieron fuego. El autor fue condenado a pena de cárcel y el cómplice, tras pasar unos meses en prisión, a alejarse de la aldea. Los padres, al quedar solos, se fueron a vivir a Petín, por lo que ahora sólo Margo, la holandesa, reside en Santoalla.

La aldea, en tiempos llena de vecinos, hoy vacía, es el reflejo de lo que ha ocurrido en otras aldeas de la Galicia profunda, aunque les adorne una enorme belleza paisajística y posibilidades agropecuarias. Ojalá “As bestas” y “Santoalla”, haciendo abstracción del terrible suceso que las actualizó, sirvan para reactivar experiencias como la que entusiasmó a Martín y sigue sosteniendo en solitario la holandesa, a la que suelen visitar entusiastas de las granjas ecológicas.

Al filo de las dos filmaciones se ha reavivado un antecedente cinematográfico que permanecía olvidado. Quien descubrió los impresionantes paisajes de la la zona de Petín y Valdeorras que se degustan en la película y el documental, fue Chano Piñeiro para la filmación de “Sempre Xonxa”, en 1989, considerada la primera película exclusivamente gallega. No es de extrañar por el buen gusto y sensibilidad del cineasta que haya quedado arrobado con esos escenarios para el título que lo consagró como gran director.

Chano Piñeiro, que tan buenos artículos dejó en este periódico, estaría encantado de saber que aquellos paisajes que tanto amó son ahora admirados por el público de “As bestas”, la película que estuvo a punto de viajar a los Oscar, y “Santoalla”, el documental del crimen. Dos filmes que le entusiasmarían.

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