Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Luis Carlos de la Peña

Constelación Atlántica

Escuchaba al primer ministro portugués, António Costa, dar cuenta de los buenos propósitos compartidos en la última cimeira hispano-lusa celebrada el pasado viernes en Viana do Castelo. Costa es un perfecto animal político al que no cuesta nada augurarle una larga carrera allí donde se necesite una sonrisa, un abrazo, un acuerdo diplomático. De entrada va dando nombre a diversas situaciones que la política le presenta: la gerigonça fue un hallazgo semántico para explicar el inédito acuerdo de la anterior legislatura entre el PS, el Bloco de Esquerdas y el PCP, tan improbable mezcla de aliados que ni consta una foto conjunta de los líderes respectivos; otra fórmula sincrética fue la de contas certas para justificar los escuetos presupuestos públicos del presente año. Ahora llega “Constelación Atlántica” que, sin dejar de ser la denominación de un proyecto satelital conjunto hispano-luso, en boca de Costa suena a epopeya ultramarina de alto bordo. Imagino al propio Sánchez estupefacto ante tamaña capacidad de síntesis grandiosa.

En todo caso, la cumbre celebrada en Viana ha servido para que la parte portuguesa publicitara sus compromisos respecto de la infraestructura ferroviaria que ambiciona y para que Pedro Sánchez echara agua al vino, incapaz de poner cifras y plazos a las imprescindibles conexiones que desde esta parte serán precisas acometer para hacer viables las del país vecino.

Escribía Saramago, desde su autoexilio isleño de Lanzarote, que “habitamos físicamente un espacio, pero, sentimentalmente, habitamos una memoria”. Sobre la memoria y el espacio físico comunes se está construyendo de forma acelerada en los últimos años, una auténtica comunidad transfronteriza. Los economistas han puesto números a los intercambios comerciales, a las inversiones empresariales y a la movilidad laboral entre ambas riberas del Miño. El Eixo Atlántico del noroeste peninsular; las experiencias de Verín-Chaves, Tomiño-Cerveira o Tui-Valença y el estimable trabajo que el diputado provincial Uxío Benítez viene realizando, son algunas de las experiencias institucionales que están clamando por un salto cualitativo de los Estados concernidos.

Para el gobierno portugués las inversiones ferroviarias, tanto de mercancías desde Sines como de viajeros entre Lisboa y el Miño, son prioridades ciertas. Para Galicia y en particular para Vigo y el eje Tui-Ferrol, también debe serlo. A la Xunta cabe exigirle una actitud proactiva en esta cuestión; distinta a la habitual mera reclamación al Gobierno central y más implicada en los leales esfuerzos de colaboración y avance. Para nosotros, en nuestra relación con Portugal, son ciertas las palabras de Saramago: habitamos un espacio físico y una memoria sentimental. La constelación atlántica.

Compartir el artículo

stats