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Ceferino de Blas.

Una explosión de arte en la ciudad

Una explosión de arte inundó de cultura la ciudad de Vigo en el primer tercio del pasado siglo. Fue entre los años veinte y el periodo de la República. Los autores de esta explosión se reunieron, desde 1931, en la “Sociedad de Amigos del Arte de Vigo”, un grupo de creadores del que no salió un Alberti ni un Miró, pero congregó a artistas tan relevantes como el poeta José Antonio Ochaita, su presidente más dinámico, y el pintor Luís Gil y Vicario, que ese año ganó el premio internacional de Kodak con un cuadro del Berbés. Federico Ribas, al que se puede llamar el primer artista vigués, vivía en Madrid.

Lo cuenta en su libro, “A Sociedade de Amigos da Arte de Vigo”, José Luís Mateo, a quien hay que agradecer que nos acerque una parte imprescindible de la vida cultural local que desmiente, una vez más, los infundios de ciudad poco propicia al cultivo artístico. Está probado de múltiples maneras que Vigo dio argumentos abundantes de lo contrario. Lo expresa esta opinión de 1929: “En Galicia hace tiempo que Vigo es el primer mercado artístico. En nuestro pueblo son más frecuentes que en ningún otro de la región las exposiciones de arte. Ello acusa fina sensibilidad y espíritu despierto ante la belleza de los habitantes de Vigo. Ya consume y ya crea arte”.

"La mejor forma de rescatar a los artistas del primer tercio del siglo pasado es reunir sus obras en una magna exposición"

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Por lo que resulta arduo aceptar que aquel periodo, y el grupo de artistas tan nutrido de escritores, poetas, pintores, escultores, músicos, artistas de la escena, escenógrafos, fotógrafos, hombres y mujeres, se haya sumido en el silencio, casi en el olvido, durante tantas décadas. Por fortuna sus nombres vuelven a emerger, y lo que se ocultó durante casi un siglo merece ser rescatado.

La mejor forma de hacerlo es reunir obras representativas de estos autores en una magna exposición, en el más adecuado de los museos con que cuenta Vigo, que en su época no existían, porque había artistas, pero se carecía de las infraestructuras de las que ahora se dispone. Los locales que entonces había eran de escasas dimensiones, como el salón del Faro, las salas de las sociedades recreativas y Artes y Oficios, donde en 1924 se celebró “la exposición de arte gallego” que organizó el Ateneo.

No es complicado montar esa exposición porque las obras más apropiadas están documentadas en el libro de José Luís Mateo.

Sirve para cotejar la actual con la década de los veinte de hace un siglo, de creatividad y vanguardia, que brotó en tiempos intelectualmente fértiles y cuyo mejor exponente fue la “Asociación de amigos del arte”, que tuvo de primer presidente a PPKO.

Era la más representativa de la ciudad donde había numerosas asociaciones de todo tipo, lo que desmonta la falacia sobre el individualismo vigués, a veces fomentado por los propios intelectuales que afirmaban que los vigueses eran individualistas.

Al contrario, Vigo es una sociedad cohesionada, aunque la integren aluviones de gentes que provienen de fuera. Pero ese fenómeno no genera individualismo, que queda contrarrestado con la fuerza centrípeta de la ciudad, que absorbe lo que llega, no lo expulsa. Vigo cohesiona y hace que los que vienen a residir se sientan vigueses. La demostración es ese cúmulo de entidades de hace un siglo, formadas por nativos y foráneos. Sin distinción.

"Vigo es una sociedad cohesionada, aunque la integren aluviones de gentes que provienen de fuera"

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He aquí un ejemplo del colectivismo vigués, en el que todos parecían estar concentrados en los más diversos grupos, culturales y de varia índole: el Ateneo, la “Agrupación Artística”, con un magnífico Orfeón, dirigido por Ángel Teijeiro, la “Agrupación Curros Enríquez”, con un excelente cuadro de declamación, la “Agrupación Martín Codax”, con una sección cultural muy activa, Amigos de la Ópera, el Centro de Hijos de Vigo, Centro Portugués, Centro Orensano, Centro Lucense, Centro Compostelano, la Sociedad Naturista Viguesa, la Sociedad Athlética de la Escuela Artes y Oficios, la Asociación de Mujeres contra el fascismo y la guerra, el Ateneo Deportivo Obrero de Lavadores y un larguísimo etcétera.

Por eso, porque reaparecerán gran número de artistas medianamente o poco conocidos, porque se divulgarán sus obras y se recuperará aquel tiempo de explosión de arte en la ciudad, sustentada por tantos colectivos, es imprescindible esa gran exposición que lo exhiba.

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