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Pedro de Silva

“¿Por qué algunos me odian tanto?”

La beligerancia de poderes económicos y mediáticos frente a un Gobierno que se supone agravia sus intereses no basta para explicar las reacciones hostiles a Pedro Sánchez en la calle. Tal vez para entenderlas haya que remontarse al momento aquel, hace un lustro, en el que en muchas ciudades de España se colgaban de forma espontánea banderas rojigualdas como reacción frente al separatismo catalán, o, antes, a las respuestas cívicas a las trágicas campañas de ETA y sus secuaces. A mucha gente le cuesta ya asumir que se haga todo lo posible para reinsertar al separatismo en el Estado, pero deplora sobre todo que el Ejecutivo que lleva a cabo esa tarea la realice gracias al apoyo de secesionistas, como si fuera su rehén. Por necesaria que pueda ser esa política para mantener la geometría del Estado hay que entender que una parte nada pequeña de la ciudadanía no la entienda.

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